Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Noventa años dan para mucho en una personalidad estudiosa y trabajadora. Para nada en una vida holgazana y perezosa. Ramón Tamames es del primer equipo o, al menos, tiene un currículo que así lo avala. Pero a la vez de estudiar y escribir mucho ha jugado al fútbol en todas las posiciones. Empezó siendo un extremo izquierdo en punta, por su capacidad de regate y desborde. De ahí pasó al centro del campo y pretende terminar sus días como líbero en la banda derecha, -posición muy complicada-, futbolísticamente hablando.

El cachondo de Sánchez Dragó tuvo la ocurrencia de pensar en Tamames como candidato para una segunda moción de censura de Vox, que nació como los niños prematuros, necesitada de incubadora. Quizás por no replegarse en el campo y delatar una falta de fortaleza en el ataque, Dragó debió pensar en dar a Sánchez de su propia medicina con un rojo de pedigrí. Tamames, no es que corriera delante de los grises, sino que fue encarcelado por la dictadura y eso para la izquierda caviar es algo así como el lazo de Isabel La Católica, en progresista.

La ocurrencia del escritor, aunque divertida para conversación de sobremesa, más que niño prematuro queda en criatura abortiva. La ironía en política, como en la radio, como ahora en los 'guasap' no funciona y, frente al pasado comunista de Tamames y su ingreso en las prisiones franquistas, el desahogado presidente del Gobierno se lo merendará por su excesiva versatilidad en el campo de juego: por ser del PCE; por fundar IU; por haber sido concejal con Tierno Galván; por sumarse al CDS de Adolfo Suárez y terminar siendo candidato de Santiago Abascal.

Ni la bancada ni la afición de Vox parece haber entendido la astracanada de Sánchez Dragó y, peor aún, quizás descubra a Pedro Sánchez la posibilidad de estar permanentemente en el poder sin más esfuerzo que cambiar de marca.

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