Tribuna libre

Carlos Martel Picardo

Tío Peter

16 de diciembre 2022 - 01:31

Ha pasado un año desde el triste día que se fue tío Peter, mi querido padrino.

Hoy no seré yo quien escriba de su visión y de todo lo que fue capaz de construir con su inteligencia, cultura, sabiduría, tenacidad, constancia y su gran sentido de las cosas, ya lo escribieron otros de forma magistral en periódicos locales, nacionales y extranjeros, sólo añadir que esa construcción hoy día está en las profesionales y maravillosas manos de mis queridos primos.

Tuve la suerte de ser su ahijado y aunque yo soy padrino y he conocido otros padrinos él hizo el verdadero y profundo papel de padrino conmigo apoyándome en varios momentos claves de mi vida a través de mis padres y ayudándome desde que tengo memoria.

Hoy me quiero atrever a escribir a mi manera y de forma muy desordenada varios pequeños recuerdos, viajes entrañables, anécdotas familiares y momentos que tuve la suerte de compartir con él.

Siempre recordaré cuando nació mi hija Carlota en Santiago de Chile, nos costó un mundo encontrar un sacerdote que pudiera bautizarla, así que ya desesperado un día por el barrio de Providencia saliendo de un banco vi a un sacerdote y le pregunté directamente si era un sacerdote católico, apostólico y romano, se echó a reír y me dijo que sí… Aceptó bautizar a mi hija y resultó que era el párroco de una iglesia extremadamente humilde en el barrio santiaguino de Huechuraba... Le conté todo esto a tío Peter y me dijo que le apetecía todo y que vendría a Chile al bautizo y así aprovechaba para ver a Peter hijo (Pititi) que estaba también en Chile haciendo unas prácticas en las bodegas Viña Tarapacá, además Pititi iba a ser el padrino de Carlota.

Tío Peter me pidió que le prestara un viejo Volkswagen escarabajo rojo que teníamos para ir a la iglesia, otra de sus grandes pasiones eran los coches antiguos.

Ya saliendo de la iglesia me dijo: 'Carlete, recuerda: Hoy estamos aquí el padre del padrino y el padrino del padre, y seguidamente me soltó: By the way ¿Has encargado ostras para el bautizo?'... Cómo le gustaban las ostras.

En un viaje que hicimos a Normandía con tía Menene, mi mujer y mi primo Paul, y después de haber recorrido el triste e infinito cementerio americano junto a la playa de Omaha y recorrer durante horas varios museos y localizaciones claves del día D, tío Peter, que ya indudablemente había estado con anterioridad en la región, nos había reservado una mesa con vistas a la playa en el histórico pueblo de Arromanches-Les -Bains, en La Marine, de menú: ostras, lenguado y mucho pommeau y calvados.

O cuando íbamos cada Semana Santa al restaurante Club Marocco en Tanger y veían llegar la imponente figura de tío Peter, los marroquíes del local de la Kasbah ya se ponían a abrir ostras.

En nuestra última visita nada más entrar en el pequeño comedor de arriba del club, tío Peter guiñó al maître a la vez que le soltaba un 'Je suis sur que les huitres étaient aussi bonnes que l´année derniére'.

'Bien sûr, monsieur Dauthieu'.

(Estoy seguro que las ostras estarán tan buenas como el año pasado / Por supuesto, señor Dauthieu).

Tampoco puedo olvidar cómo cada día 1 de enero de los últimos quince años repetía siempre la misma rutina, se sentaba el primero junto a su querido cuñado Carlos en el Ostra D´Ouro en Vilamoura a la hora de almorzar y pedía la carta de vinos a la que como siempre le dedicaba un buen rato mientras íbamos llegando todos los rezagados y resacosos del 'réveillon' del fin de año portugués.

Uno de esos días 1, llegó un señor rubio y montó un piano eléctrico y unos micrófonos en el restaurante. Tío Peter empezó hablar con él, cuando instaló todo, el rubio nos dedicó un grandioso 'You were always on my mind' de Elvis Presley, más tirando a la versión de Willy Nelson según palabras de tío Peter, pero que nos dejó a todos entusiasmados.

El rubio resultó ser un ex jugador del Newcastle United.

Ese mismo verano quisimos traer al ex futbolista a El Puerto de Santa María para que actuara, pero no hubo forma de sacarlo de Portugal.

Hoy también me ha venido a la cabeza que en su generosidad infinita junto con tía Menene sabiendo que mi mujer se estaba recuperando de una larga enfermedad nos invitaron a Londres a pasar varios días.

Nada más llegar, nos dijo que iríamos a comer los cuatro a Simpson´s In The Strand y una vez más en su afán por ayudarme en el negocio de catering de carnes a la parrilla que había montado por esas fechas. Me comentó que además de poder conocer uno de los restaurantes más emblemáticos de la cocina tradicional inglesa, había en la presentación de la mesa y los platos cosas que me podrían servir para el catering.

Hoy día nuestro catering da más de dieciocho mil comidas al año por toda España y en muchísimas usamos una salsa muy inglesa que se llama Horseradish (salsa de rábano picante), en Simpson´s la preparan de forma tradicional y en las cocinas (no de bote) y tío Peter logró que el maître nos diera la receta escrita de su propio puño y letra. Gracias.

Tio Peter tenía más de treinta sobrinos entre Inglaterra y Jerez, yo no puedo hablar por todos pero estoy seguro que muchos de ellos recibieron su apoyo, vivieron maravillosas anécdotas y situaciones con él y su recuerdo y generosidad los acompañará siempre.

En estas fechas muchos estaremos juntos como a él tanto le gustaba con nuestras risas, nuestros vinos y volveremos a compartir y a brindar en su honor.

Y el día 1 intentaremos sentarnos en una mesa del Ostra D´Ouro en Vilamoura pero no podremos ocupar su puesto.

God bless you.

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