Según describen los clásicos, las sirenas eran muy bellas, larga melena, y mujer desde la cintura para arriba. Desde ahí para abajo pez o ave. Escondían su cuerpo de pez en el agua y exhibían su bello torso, su pelo y su melodioso canto. Los marinos cansados de faenar, se acercaban a disfrutar de ese premio, y eran devorados por las bellas y deseadas sirenas. La escasez de belleza, de placer, de cariño; La necesidad de olvidar penurias económicas, injusticias de los capitanes, trabajos duros y jornadas largas, los empujaban a entregarse a ese posible futuro encantador, sin hacer caso de las advertencias del peligro. Nos ofrecen remedios para todos los males. "En esta cestita traigo remedios pa tos los males…" cantaba Manolo Caracol. Los políticos nos piden el voto sin sangre, sin sudor, ni lágrimas. Nos piden fe ciega, sin analizar propuestas, que a veces no acompañan de la necesaria memoria económica. Nos arengan con eslóganes como "¡a por ellos!", o "España nos roba". Hay que estar informados. Las orillas están llenas de los huesos de creyentes ilusos.

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