El parqué
Continúan los máximos
Hay silencios que duelen más que un aplauso perdido. El del anunciado Teatro Cine Jerezano, por ejemplo, retumba desde hace meses en el corazón cultural de Jerez. Anunciaron su inauguración para las Navidades pasadas -esas que ya suenan lejanas-, pero el calendario avanza, y todo indica que las próximas fiestas llegarán sin que el teatro despierte de su letargo. Por ahora no se levanta el telón. La recuperación de este emblemático edificio no es un simple proyecto arquitectónico: es una promesa de vida escénica, un espacio que podría aportar a Jerez una parte esencial de su identidad cultural.
En una ciudad que respira arte disponer de un segundo espacio escénico, un recuperado teatro moderno y funcional no es un lujo: es una necesidad. Además de servir de “socio estratégico” para programaciones culturales potentes en el ámbito municipal que puede ofrecer buenos acuerdos de colaboración. Sin embargo, el proyecto parece haberse enredado en ese laberinto tan de “ nojotro” donde los motivos de la ralentización rebotan de un despacho a otro. Parece que son obstáculos burocráticos de la administración local, alegando una lentitud administrativa que paraliza cualquier impulso. Pero desde el Ayuntamiento alegan que fue la propiedad quien ha tramitado cambios en el proyecto inicial. De ahí la ralentización.
Mientras tanto, la obra duerme. Y Jerez, una ciudad con hambre de cultura, mira ese edificio como quien observa un escenario a medio montar, preguntándose qué papel tendrá cuando finalmente se levante el telón. Porque otra duda -no menor- planea sobre el proyecto: ¿para qué tipo de eventos se está preparando realmente el antiguo cine Jerezano? Parece que el entorno del espacio no permite el acceso de camiones ni tráileres grandes, lo que imposibilita albergar grandes producciones escénicas o musicales. Al menos da la sensación. El tiempo pasa y aunque se agradece la apuesta e inversión de estos grandes empresarios que seguro aportarán de forma muy positiva a Jerez , la ciudad que presume de su historia artística no puede permitirse que un espacio de este valor siga varado entre informes y excusas. Así que animamos al Ayuntamiento a que haga todo lo que esté dentro de la legalidad para agilizar trámites y a la empresa promotora a que de igual manera colabore en ello.
Esta historia recuerda, inevitablemente, aquella evolución que envolvió en su día la restauración del Gallo Azul: largos debates, retrasos, dudas… hasta que, finalmente, el edificio renació y se convirtió en un referente hostelero de interés para la ciudad. Ojalá el Cine Jerezano siga ese ejemplo y renazca también no solo como edificio, sino como símbolo de lo que Jerez puede ser cuando la voluntad, iniciativa privada y la administración pública junto al arte y las buenas maneras se dan la mano. Porque, al fin y al cabo, no hay teatro sin público, ni ciudad viva sin cultura. Y Jerez lleva demasiado tiempo esperando a que ese telón, por fin, se abra. Y vaya usté condió
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