En defensa de la tauromaquia
Siendo muy pequeña aprendí que el cobalto, el azabache y el tabaco eran colores. Que la capa no era la de los superhéroes sino la de los toros y que podían ser luceros, bragaos, meanos o chorreado en verdugo.
De la mano de Molés, Chenel y mi abuela Carmen, aprendí que los bizcos no tenían un problema ocular sino una desviación en los pitones y que en el toreo cada uno tiene su sitio y, si no estás en el sitio, puedes jugarte hasta la vida.
Con la adolescencia, el toro me abrió las puertas de la Universidad de Navarra cuando en mi disertación para entrar escribí que lo que quería ser de mayor era cronista taurina. Aunque entré, pegué un portonazo a la pamplonica y me quedé con la sevillana, que me acercaba más a la Maestranza.
En la universidad aprendí que podía contar el mundo del toro en forma de crónica, reportaje, entrevista y, fue precisamente un trabajo sobre el toro, el que me llevó a mi primer contacto con la profesión del periodismo, becaria de El Correo de Andalucía.
Con los años y, con el siguiente trabajo, conocí de cerca a los que estaban detrás del toro, los ganaderos, y supe que no hay nadie más defensor del medio ambiente que ellos, que preservan la dehesa por cobijar al toro y aguantan el tipo aunque a veces no sea rentable.
El respeto a los mayores, ponerle sonido al silencio, tomar el olivo sin que exista y sentarse en el estribo, eso también lo aprendí.
De un tiempo a esta parte les llaman asesinos, les quitan premios nacionales de cultura cuando Goya, Picasso, Sorolla, Manet, Dalí o Miró -por citar unos cuantos- les dedicaron su arte.
Ahora todo vale y una minoría decide por todos. Al respecto sólo puedo apuntar la gran lección que me enseñó el mundo taurino, sólo se indulta a los mejores de la tarde, con el beneplácito del respetable, para que se perpetúe su genética.
Una última cosita. El jueves se aprobó una proposición no de ley en el Pleno del Parlamento andaluz en Defensa de la Tauromaquia, con los votos de PSOE, VOX Y PP. Ya ha hecho más el mundo del toro que muchos; les ha puesto de acuerdo en algo.
Por muchos años de “la fiesta más culta del mundo”. No lo digo yo, lo dijo Lorca.
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