Jóvenes de Europa

Una reciente encuesta a jóvenes de toda Europa arroja datos muy preocupantes que predicen como serán nuestras sociedades en un futuro cercano. Solo la mitad de los entrevistados creen que la democracia es el mejor sistema de gobierno. Incluso una porción importante en determinadas circunstancias apuestan por un sistema autoritario antes que por la democracia. No se sienten cómodos en un sistema que a su juicio no se ocupa de los asuntos importantes que le atañen, el costo de la vida, el acceso a la vivienda, a un mercado de trabajo con el que se muestran cada vez más exigentes o las inmensas dificultades de emprender de forma autónoma un proyecto personal y familiar. Creen que siendo la Unión Europa una institución necesaria, está controlada por una burocracia elitista y corrupta. El desapego empieza a ser dramático y aunque en su mayoría ven el futuro con optimismo, el escepticismo hacia la clase dirigente es creciente y problemático, de ahí que busquen en propuestas maximalistas lo que no encuentran en las posiciones políticas más adecuadas para la convivencia, las que dignifican la persona, su autonomía individual, el respeto a la vida y la propiedad, la solidaridad con los más vulnerables y una economía intervenida solo para frenar los abusos de los más poderosos. Muy al contrario, cada vez más apuestan por elementos ajenos a nuestras conquistas curtidas en siglos de historia común, esperan la intercesión de un líder que nos salve, una economía planificada que expropia derechos sin complejos y una moral frágil que antepone mi deseo a la vida ajena. Un triste panorama.