Sanción ejemplar en tiempos convulsos
Memoria de Cáritas
La semana pasada Cáritas Diocesana de Jerez presentó su Memoria del año 2024. Un año más, el brazo caritativo más reconocible de la Iglesia Católica presenta un balance que para la Diócesis en general y la ciudad en particular se ha convertido en un recurso de primer orden para paliar las necesidades de los más vulnerables.
La inyección económica insuflada por Cáritas supera los tres millones de euros de los que su mayor parte se destinó a la acogida y necesidades básicas de los usuarios. Una parte no pequeña fue destinada a la promoción del empleo, la joya de la corona de multitud de Cáritas repartidas por todas la diócesis del País. Poniendo en el centro de su acción a las personas, Cáritas intenta insertar y normalizar a través del empleo a quien por mil circunstancias se encuentran en la periferia, en las arenas movedizas de la exclusión. Otra pata importante de su acción se ha centrado en cubrir necesidades de vivienda, el gran reto del momento por su escasez y altos precios.
En las Cáritas parroquiales se sabe más que en ningún otro sitio el roto que está generando en el tejido social la falta de recursos habitacionales. Cáritas goza de un prestigio bien ganado, cada céntimo recaudado se cuida, mima y multiplica como en la parábola de los panes y los peces para dar de comer al hambriento y vestido al desnudo. Lo hace además dignificando al necesitado al que mira como a un hermano y por tanto como a un igual que aspira a lo mismo que usted o yo. Cáritas no es una ONG al uso aunque juegue con las mismas reglas, es algo más; es ver en el necesitado el rostro de un Cristo Salvador.
También te puede interesar
Lo último