Alfonso Ussía en Antena 3
Miedo
50años de la muerte de Franco. Éramos tan jóvenes que nunca pensamos que llegarían a pasar 50 años de aquello. En cada parte, el equipo médico habitual prorrogaba la agonía por sistema y llegamos a creer que nunca terminaría. Con un amigo me fui en el viejo R-8 de mi padre a ver qué se respiraba en la universidad. Mucha gente concentrada, pero ni un solo grito. Después, en el televisor de un bar vimos el impostado discurso de Arias Navarro. Por la tarde, dos jóvenes conocidos cogieron con lo puesto el expreso a Madrid para ver qué pasaba. Volvieron al día siguiente sin poder contar batallas. El miedo paralizaba.
Unos meses antes, mientras cenaba en casa de unos primos ya de noche, sonó el timbre. Las caras de mis primos –comprometidos en la oposición a Franco- demudaron. No era nada. Un compañero que había salido de la cárcel, donde había estado por participar en una movilización del 1º de Mayo, venía a darles las gracias porque le habían ayudado a pagar la consiguiente multa. En El Puerto se aprovechaba la salida de misa de la Prioral el día de San José ‘Artesano’ para ocupar la calle y bajar paseando hasta el muelle. Una manifestación camuflada. Y huelgas de la construcción. Y huelga de la vid. Así nació también CC.OO. Jugándosela. El miedo no les paralizaba.
Para mí, una imagen de hace 50 años podría ser la de un viajero en autocar al que entra un repentino apretón. Cuando ve el área de servicio donde se va a parar siente que va a poder liberar sus intestinos; pero aún le falta encontrar el baño y que no esté ocupado. Para la sociedad española, liberarse de las heces franquistas aún tardaría unos años y con la sensación de que no se había limpiado del todo.
Heces que tenían mucho de miedo. Un miedo que lo impregnaba y paralizaba todo. Un miedo, unas heces, al que algunos quisieran volver. Pues no.
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