El parqué
Escasas variaciones
Alemania, Francia, Polonia… quieren recuperar el servicio militar. Dicen que será voluntario pero no descartan que llegue a ser obligatorio. En España aún no se ha abierto el debate pero, sin duda, se abrirá. Y se usará el argumento de “…como los países de Europa” que igual sirve para un roto que para un descosido.
Se justifica todo con la supuesta amenaza rusa. Pero, ¿para qué se quieren más soldados si la Unión Europea –sin contar Estados Unidos– ya tiene un ejército mayor que Rusia? Quizás el problema de los ejércitos europeos es que no comparten armamento y tecnología; pero, en lugar de trabajar sobre eso, se quiere más carne de cañón. Sí, carne de cañón, porque en estos tiempos de drones, misiles guiados telemáticamente y armas electrónicas por doquier, ¿qué sentido tiene tanto soldado de a pie? ¿Será una consecuencia de la obligada compra de armas a Estados Unidos porque alguien tendrá que transportarlas y desfilar con ellas?
Además puede decirse que ya hay una mili voluntaria: el ejército profesional. Al parecer, aquí en España cuesta alcanzar los objetivos de reclutamiento. ¿Por qué? ¿Será que se paga mal, que no se da una formación válida para la vida civil y que los que salen del ejército se encuentran que esos años han sido perdidos? Estas situaciones reales empeorarían con una leva mayor. ¿Hay alguien que piense?
La posible vuelta de la mili es una muestra más del retroceso cultural y en valores que vivimos. El primer valor agredido es la paz: Trump dice “A la paz por la fuerza (guerra)”, un sinsentido. Yo hice la mili en su día y, conociéndola, no quiero que ni mis hijos ni mis nietos tengan que ir forzados a perder el tiempo y correr riesgos. Que no vuelvan los tiempos en que Víctor Manuel cantaba “Hasta los gatos en el callejón gritan a coro ¡INSUMISIÓN!”.
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