Si en la columna anterior hablé sobre la necesitada restauración del Monumento al Marqués de Domecq, ya que se había rehabilitado su entorno, en esta ocasión es al contrario: Se ha restaurado el Monumento del Sagrado Corazón de Jesús, pero falta mejorar la zona en la que se encuentra.

Hace varios días tuvimos noticias sobre la finalización del proceso de restauración/conservación llevado a cabo en este conjunto escultórico que preside los jardines de la Ermita de El Calvario de Jerez.

Su realización fue por suscripción popular bajo patrocinio de Doña Carmen Núñez de Villavicencio, primera marquesa de Domecq y D´Usquain. La obra fue llevada a cabo por la empresa madrileña Casal y Peña, consagrándose en febrero de 1922 al Sagrado Corazón de Jesús, escultura realizada en mármol que lo preside, colocada sobre un pedestal de piedra decorado en sus cuatro esquinas con la representación de Santa Margarita María de Alacoque, Santa Gertrudis, San Francisco de Sales y San Juan Evangelista.

A pesar de su altura, pasa inadvertido para muchos transeúntes por culpa de un emplazamiento desvirtuado, que combina el minimalismo - propio de los Tente - del Seminario Diocesano y el abandono decadente, de los antiguos talleres gráficos del Jerez Industrial (con el que hacía juego antes de la restauración).

El monumento urbano forma parte del entorno y no debe ser entendido como un elemento ajeno al mismo. Si en su día formaba parte de una zona ajardinada de la ciudad, hoy vemos como no se integra.

Al menos se ha restaurado, su mal estado de conservación lo pedía a gritos… y el resultado final no puede estar mejor, ha vuelto a su esplendor de antaño. Esperemos que esta iniciativa sea contagiosa y se rehabilite la zona, eso sí, con un estilo más cercano al de la Ermita y el monumento.