El parqué
Índices limitados
Un tren de una compañía privada se avería y se para. Detrás circulan otros cuatro trenes de alta velocidad que, afortunadamente, se detienen. Da miedo pensar que por fallo de las alarmas se hubieran arrollado unos a otros. Los trenes continúan tomando energía para tener aire acondicionado (estamos en plena ola de calor). Hasta que la red se satura y deja de suministrar. Se acabó el aire acondicionado con niños y personas mayores dentro. La estructura ferroviaria es la misma pero hay muchos más viajeros y trenes porque las compañías privadas que entraron en la frívola privatización ofrecen billetes a bajo coste, para captar un mayor trozo de pastel. Saturación.
Los contenedores de basuras de muchas de nuestras ciudades rebosan porque viene mucha gente. Saturación. Retraso considerable en las citas de atención primaria, hospitales con insoportables listas de espera, urgencias atascadas son temas de conversación frecuentes entre vecinos. Saturación.
Todo parece estar saturado. Hasta para cenar, casi siempre tienes que reservar con antelación. Saturación… y falta de mantenimiento y mala planificación. Y falta de incentivos para los profesionales sanitarios. Solo se mira el negocio inmediato y ahí, también, entran las privatizaciones. Además, aguijoneados por la derecha, muy pocos quieren pagar impuestos. ¿De dónde va a salir el dinero para ese mantenimiento que falta, para la educación y la sanidad, para contratar e incentivar a los profesionales, para una planificación racional?
Pero hay algo más. Es el modelo general social, económico y medioambiental. Un modelo basado en el crecimiento ilimitado y sin control. Un modelo que no tiene en cuenta que los recursos y el espacio de la Tierra que nos aloja son finitos y estamos llegando al límite. Hay que empezar a hablar de control y, también, de decrecimiento
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