últimamente parece que nos estamos acostumbrando a ver desgracias en los telediarios sin apenas inmutarnos. Hay quien dice que siempre han pasado estas cosas pero que no se escuchaban porque no salían en los medios de comunicación. Me resisto a creer que llevamos toda la vida viendo cómo mueren mujeres a manos de sus parejas o cómo se suicidan niños que no han alcanzado ni siquiera la adolescencia por algo tan horrible como es, no sólo que te rechacen tus compañeros de colegio, sino que encima te peguen o te maltraten hasta conseguir que renuncies a algo tan preciado como es tu propia vida. Sí, como suena, que renuncies a vivir…

Como cada martes me gusta repasar la actualidad del día antes de enviar la columna que suelo dejar escrita los lunes y tengo que reconocer que la mayoría de los días tengo que cambiarla. La razón por la que hoy dejo en la nevera hablar de la contratación "a dedo" es porque mientras escribo este artículo escucho testimonios desgarradores de padres y niños que han sido o están siendo víctimas del acoso escolar que no me dejan otra opción que contribuir a denunciar tan terrible práctica.

Ayer se celebró el Día del Acoso Escolar, una jornada que tiene como objetivo recordarnos que hay menores que lo están pasando verdaderamente mal y que necesitan del apoyo de toda la sociedad porque éste es un problema de todos. Cuando hice mis primeras prácticas de periodismo, con máquina de escribir, no podía ni imaginar que en pocos años iba a poder acceder a tanta información a través de un dispositivo electrónico en el que con tan sólo poner una palabra clave encontraría todo tipo de documentación. Los que me conocen saben que soy de datos, pues creo que son el mejor argumento para defender una opinión que debe basarse en hechos y realidades. En este caso prefiero invitarles a hacer un triste y duro ejercicio: pongan en ese mágico buscador que tanto nos gusta las palabras claves "suicidio acoso escolar" y se encontrará con nombres que, igual ya han olvidado, pero que en su día fueron noticia por renunciar a su vida, once y trece años: Diego, Lucía… No les olviden!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios