Marco Antonio Velo
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Por si acaso
En la sede de la coalición EH Bildu andan revueltos los ánimos desde que se envió al señor Costos, embajador de EEUU en España, una curiosa carta dando la enhorabuena al pueblo norteamericano por sus vibrantes comicios presidenciales, y felicitando a Donald Trump como nuevo presidente. Su contenido, publicado por toda la prensa, merece un breve recordatorio: estos radicales independentistas se ofrecen a seguir colaborando (?) con el nuevo Gobierno yanqui, se equiparan como país (vasco) al norteamericano con el que comparte vínculos comerciales y también de población. No en vano citan la diáspora vasca, quizá como fraternidad con ciertas tribus indias (¿sioux?). Un auténtico y delirante disparate que combina cinismo y peloteo. E iba firmada por Marian Beitialarrangoitia, la portavoz y diputada de la citada coalición, que en su día fue condenada por enaltecer a los etarras encausados por el atentado de la T-4 de Barajas.
Algunos dirigentes abertzales discreparon del texto pero finalmente se aprobó. Según Arnaldo Otegi la carta es una muestra del protocolo que siempre ha caracterizado a su formación. O sea, de la elegante diplomacia Batasuna dentro de su inveterada y pacífica política de relaciones internacionales.
Los nervios de la coalición proceden del silencio de Donald, que no responde ni siquiera con un escueto acuse de recibo. Algunas fuentes apuntan que EH Bildu mandó hace varios días una carta al dictador comunista norcoreano Kim Jong-un felicitándolo por la espléndida reaparición de su bella esposa Ri Sol-ju (que estuvo nueve meses extrañamente desaparecida) y ya ha recibido su cordial contestación:
Gracias camaradas. Como siempre tan amables y educados.
La señora Beitialarrangoitia solo encuentra una explicación al mutismo de Trump: un problema en la entrega material de la carta. Al parecer un antiguo confidente etarra ha investigado este asunto y resulta que el hijo de Otegui, que se llama Hodei, "Nube" en español (puede que en homenaje al jefe sioux, Nube Roja), era el encargado de enviar la misiva. El joven, como buen abertzale, se negó a comprar sellos de Correos porque es una Sociedad Pública del Estado opresor, y en un arrebato anticapitalista quemó la carta en una herrikotaberna. Luego se lo confesó a su padre quién, orgulloso, lo tranquilizó:
¡Bien hecho, joder! Hodei, has salido al aitá (padre en español, ate en sioux).
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