Tierra de nadie
Alberto Nuñez Seoane
Palabras que el viento no se lleva
Primero fue alumno –años 1970-1974- del recordado Rafael del Águila; 1972-1977 de Joaquín y Alejandro Villatoro en el Conservatorio jerezano hasta obtener el título de grado elemental y Matrícula de Honor en guitarra y de 1991-1994 en el Real Conservatorio Manuel de Falla, en Cádiz, hasta conseguir el título de profesor de guitarra clásica con el profesor Patricio Gómez Vara.
Después, hasta hoy, con su guitarra ha recorrido –por su amor a la música toda la escala social-, desde el mundo discográfico, el concierto, el acompañamiento para el cante y el baile, impartiendo cursillos, seminarios y la enseñanza a la que se dedica en cuerpo y alma en alternancia con las más diversas actuaciones en los más diversos escenarios junto a figuras consagradas y a otras que abordan los difíciles caminos para la consecución del éxito y el aplauso al que suele aspirar todo artista.
De entre los ecos más flamencos que podamos oír en la actualidad figuran los de Luis “El Zambo”, al que ha acompañado entre otros acontecimientos en festivales celebrados en Morales del Vino y San Pedro, ambos en Zamora. Con Antonio “Agujetas” –en grabaciones y conciertos- ha logrado un tándem envidiable que se remonta al año 2000 cuando ambos dieron vida al CD “Así lo siento” producido por la peña flamenca “Los Cernícalos”.
“Antonio había grabado con anterioridad dos trabajos siendo el segundo, en 1996, “Dos gritos de libertad”. A partir de “Así lo siento” surgen actuaciones para ambos en el IX Festival Caja Madrid celebrado en 2001 en el Teatro Albéniz de la capital de España, XIII edición del festival internacional Espárrago Rock, en Jerez, gira por España contratados por AIE, Feria Internacional del Flamenco, Flamenco viene del Sur, “Gitanos aproximación a la historia de un pueblo”, en Alcalá la Real (Jaén), etc.
Claro que antes de que Alberto pusiera su guitarra a disposición del cante de Antonio Agujetas, lo había hecho aunque de manera casi privada para su abuelo, el recordado “Viejo Agujetas”, quien solía acudir frecuentemente hasta el domicilio social de la empresa paterna, “Concor”, “Congelados Corbacho”, que perteneció al padre de nuestro protagonista, el gran aficionado que fue José García Corbacho, “cernícalo hasta la médula”, del que tengo un gran recuerdo como aficionado y amigo.
Después, independientemente o en colaboración, Alberto y Antonio, Antonio y Alberto, cada uno ofrece lo mejor que lleva dentro: el arte de la tierra que los vio nacer: el arte flamenco; aún cuando Alberto suele alternar sus trabajos como profesor en el Conservatorio Profesional de Danza “Maribel Gallardo”, en Cádiz, e intérprete. En esta última faceta recuerda su intervención en el madrileño tablao “El Corral de la Morería” así como en Torresbermejas o en unión de “Faico” en el espectáculo “Cancionero”, gira con Rafael Farina, en “La Cueva del Gato” acompañando a “La Cañeta de Málaga”, grabación de un disco con el grupo “Fragua”, recitales en los teatros Alhambra, de Granada, Central, de Sevilla, Palacio de Villavicencio, Monte Castillo y Bodega “La Concha”, de González Byass, de Jerez, en el I.E.S. “Alminares”, de Arcos de la Frontera.
Como enseñante ha protagonizado o compartido responsabilidades en cursillos y seminarios con David Rusell y Hugo Geller, en Sevilla, Angelo Giraldino, Eliot Fisk y Paco Peña, en Córdoba, Javier García Moreno, en Cádiz, todos ellos en 1997 y un año después, participa en el I Campus Andrés Segovia en el Universidad de Granada y el Festival Internacional de la Guitarra de Córdoba, ambos junto al ya citado Eliot Fisk.
Como la ocasión es propicia quiero recordar -¿pasaron muchos más de cuarenta años?- cuando la joven guitarra de Alberto San Miguel sirvió de respaldo a uno de mis recitales poéticos, ofrecido en el desaparecido Hogar del Pensionista que la Caja de Ahorros de Jerez mantuvo abierto durante años en la calle Caballeros número 21, compartiendo acera con la sede de la Fundación Caballero Bonald, la Delegación de Personal y Salud Laboral y cerrando este tramo de calle con la del Nuevo Hotel esquina Doña Felipa. Allí, una tarde de un día y un mes que siento no recordar pude explayarme dando vida a la poesía de Federico García Lorca, la de Antonio Machado y la más popular de todas; la de Manuel Benítez Carrasco que siempre fue requerida y aplaudida por los asistentes a dichos encuentros.
Pero antes –me lo recuerda el propio Alberto-, colaboré con él cuando le puso música, atemperando el ritmo, a un tema por sevillanas de los del Río que se usó publicitariamente en Radio Popular y, a partir de ahí me respaldó en un CD –segundo de los que protagonicé como recitante-; todo ello después de que el entonces joven guitarrista acompañara en la antigua sede de la peña “Los Cernícalos”, Estancia Barrera, a Tío Juane, Juanata, Rubiichi, Luis de la Chicharrona, Moneo y otros muchos que pasaron por la sede de la más veterana entidad flamenca de Jerez –coincidiendo en ocasiones con José María Molero a quien por cierto presenté en el salón de actos del Club de la Amistad (Convento de Santo Domingo) posiblemente en su primer concierto, en acto organizado por la citada peña flamenca a la que, entre otras cosas por proximidad vecinal, por afición y admiración flamenca permanecí –y permanezco-, unido por años.
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