La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Compostelana: el arzobispo y Pasolini

Pasolinianas palabras del arzobispo de Santiago: "La cultura cristiana es una contracultura"

En la homilía pronunciada en la ofrenda al apóstol el arzobispo de Santiago enhebró, supongo que sin saberlo, una idea de Pier Paolo Pasolini tras otra.

Ningún intelectual católico de los años 60 y 70 hizo un análisis más certero del declive de la Iglesia, ignorada -no solo asediada y agredida: ignorada como algo que pertenece al viejo y obsoleto mundo del humanismo- por el poder del consumo que este artista total, agnóstico pero empapado por el sentido o la intuición de lo sagrado. Lo hizo con sus películas -singularmente con El evangelio según Mateo (que dedicó al "recuerdo querido, alegre y familiar de Juan XXIII"), Pajaritos y pajarracos, Teorema y Salò o las 120 jornadas de Sodoma- y con sus artículos, especialmente los publicados entre 1973 y 1975 recogidos en Escritos corsarios.

Ningún intelectual católico advirtió a la Iglesia de que se enfrentaba a un nuevo poder con el que ya no podía pactar, como siempre había hecho para asegurar su supervivencia y su poder, porque el consumo no la necesitaba: para él era -como las humanidades- un peso muerto del pasado. Y ninguno le supo decir que su única posibilidad de salvación -es decir, de no ser arrinconada como folclore, algo que a los andaluces debería resultarnos familiar- era pasar a la oposición, convertirse en contracultura frente a la cultura del consumo y su neohedonismo nihilista de masas.

Pues he aquí que el arzobispo de Santiago dijo que hoy, "fascinados por eslóganes publicitarios, no encontramos tiempo para preguntarnos sobre lo importante en nuestra vida" y llamó a buscar "un trasfondo religioso" y a no quedarse en el "vacío de lo inútil, arrancando las raíces de nuestro origen". Lamentó que "el hombre en nuestros días se considera un náufrago en una isla desconocida, sin más apoyo que su problemático yo y a merced de la nada" y presentó el amor de Dios como camino que "lleva al océano de la verdad y del bien que dan sentido a la existencia".

Alcanzó la mayor afinidad con lo escrito hace casi 50 años por Pasolini al afirmar: "La cultura cristiana es una contracultura en esta sociedad compleja, mareante y contradictoria". El cineasta, poeta, ensayista y novelista italiano añadiría que ser contracultura, hoy, es su única posibilidad de no ser descartada como una antigualla y reducida a folclore (¿cómo sucede en Andalucía?, podríamos preguntarnos ante tanta magna desmesura).

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