¡Dais asco!

¡DAIS asco! Llega el festival flamenco de Jerez y ahora, como hienas que huelen la sangre, saltáis a la palestra con vuestras palabras sin sentido y vuestras sonrisas de tanatorio, con vuestros dedos que apestan a dinero sucio y esas chaquetas que, a los de cuello ancho, nunca les sienta bien.

Dais asco porque el flamenco, realmente, os importa un bledo..., y si no es así, ¿cómo podéis explicar que gastéis una fortuna en costear un estúpido paseo para las estrellas del motociclismo y tengáis la caradura de olvidar a nuestros artistas que llevaron el nombre de la ciudad por el mundo? ¿Cómo es posible que en la mayoría de las ciudades se levanten museos para honrar la memoria de sus personalidades y aquí la casa de Manuel Torre sea actualmente un bloque de pisos y la de Chacón se encuentre en ruinas? ¿Cómo se explica que la entrada a la villa de Rota la anuncie nuestro Agujetas de Jerez y aquí sea el muñeco de Michelín?

Es así desde hace décadas..., de mal en peor: el chanchullo corrupto que se hizo a través de las sedes flamencas, la Fiesta de la Bulería convertida en una verbena, centenares de artistas vendiéndose por dos duros en los tabancos de media ciudad, escuelas piratas que destrozan y arruinan la identidad de un arte tan singular y rico, las peñas convertidas en bares de dominó y de cerveza de botellín...

Sería necesario amar -sólo un poco- a Jerez para daros cuenta de que estáis arruinando su futuro al vilipendiar toda su herencia cultural..., única en el mundo.

Por eso dais asco..., porque ahora corréis hacia vuestra butaca en el teatro para aplaudir una cosa de la que no tenéis ni puta idea ni la intención -peor aún- de aprender y respetar.

Sólo gustáis de las motos y de los coches..., será para aprender a salir por patas -con los bolsillos llenos- como todos los de vuestra calaña.