Habladurías

Fernando / Taboada

Diccionario de autoridades

22 de febrero 2015 - 01:00

NO le entraba en la cabeza. Me comentaba hace poco una señora que no entendía cómo las autoridades, que velan para que la televisión no emita ciertos programas a la hora en la que puede haber críos viéndola, permitan, sin embargo, que se emitan los telediarios. Me decía que para eso, casi mejor que programaran un ciclo de cine porno, que al menos es ciencia ficción, porque con el desfile de personajes reales que sacan los informativos, el ejemplo que se da a las criaturas no es mucho más edificante que el que se les daría emitiendo Calígula a las tres de la tarde.

En lo que no reparaba la señora es en todo lo que estamos aprendiendo gracias a esos telediarios. Dejando por ahora de lado a los mangantes que tanto la escandalizaban, últimamente hemos aprendido, por ejemplo, bastante de Economía. Por eso ya no es raro pedir la vez en la cola de la verdulería y asistir, mientras nos llega el turno, a una animada charla sobre la escasa incidencia en los precios del carburante que ha tenido la bajada del barril de crudo. Como tampoco nos sorprendemos si, en el autobús, alguien con pinta de cualquier cosa menos de ser un ejecutivo se despacha comentando los riesgos para la moneda única que traería aparejada la salida de Grecia del mercado común.

¿Y sobre Derecho Penal? ¿No hemos aprendido últimamente tanto como si estuviéramos a punto de acabar la carrera? La gente habla de aforamientos y de secretos de sumario, de tercerías o de tratados de extradición, como si estuviera hablando de lo ricas que están las acedías de Sanlúcar. Con absoluta naturalidad.

Los que parece que no terminan de asimilar el lenguaje de los letrados son precisamente los políticos, que se siguen armando un lío al hablar de imputaciones. Con una retórica más propia de Cantinflas, dicen que cuando aseguraron que ningún imputado en casos de corrupción iría en sus listas electorales, lo que realmente quisieron decir no es que no fueran a incluir imputados, sino que debemos comprender que una cosa es que te imputen en una causa y otra muy distinta estar imputado, lo que viene a significar que hay imputaciones e imputaciones, (como el colesterol, que lo hay bueno pero también lo hay malo) y que naturalmente las imputaciones malas son aquellas que afectan a los partidos que llevan otras siglas distintas, pero que cuando imputan a alguien de los tuyos, no hay de qué preocuparse, ya que estar imputado no es lo mismo que estar acusado, y bla, bla, bla.

Por todo ello, tal vez fuera el momento de redactar un diccionario que tradujera a estas autoridades cuando hablan. Un diccionario donde se explicara que decir no puede significar que no pero, dependiendo de las circunstancias, también puede querer decir que sí, o que a lo mejor, y que en ese idioma, polisémico donde los haya, dos más dos puede significar cuatro, o tres, o dieciocho, o qué día tan bueno hace para pasarlo en el campo.

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