A palo seco

Juan Salido Freyre

Discoteca ideal del flamenco (X)

20 de abril 2015 - 12:00

SEGUIMOS valorando la discografía y videoteca del cante por soleá. Insistimos en que no están todos los que son pero si son todos los que están desde un punto de vista subjetivo, pues, en definitiva, responden a mi punto de vista particular con el que no hay que estar siempre de acuerdo. No obstante, la calidad artística de la selección asegura que la misma sea representativa no solo de los estilos analizados, sino del nivel artístico de sus intérpretes.

Soleá de Cádiz: Se conocen nombres de antiguos soleaeros de Cádiz – María Armenlo, La Cachurera, Ana La Loro, La Sandita, Enrique Butrón -, recogidos por Blas Vega y Manuel Ríos en el Diccionario Ilustrado del Flamenco, pero no existen registros sonoros que permitan valorar sus cantes. Por el contrario, sí nos han llegado los estilos y maneras cantaoras de Paquirri el Guanté y Enrique el Mellizo, y los sucesores de ellos, como fueron Aurelio Sellés, El Morcilla, Pericón, El Flecha, La Perla o Manolo Vargas. La importancia de Paquirri y del Mellizo es tal, respecto de la Soleá de Cádiz, que en justicia, no puede hablarse genéricamente de Soleá de Cádiz, sino de soleares de Paquirri y del Mellizo.

Magnífico ejemplo de la soleá de Paquirri lo podemos escuchar en la voz de Fernanda de Utrera, posiblemente la mejor cantaora por soleá de la historia, acompañada a la guitarra por Juan Maya, “Marote”, en grabación de 1.970 cantando: “(No) vivían las criaturas/no vivían las criaturas/con lo que yo te camelo/mi mal no tiene cura”. El documento en la página web, tantas veces citada: http://canteytoque.es/solearec.htm.

El segundo estilo del Mellizo, está considerado como el más ligado de cuantos existen en el mundo de la soleá. La fuerte arracada hacia arriba que se sostiene para descender levemente en el último tercio, origina que sea una soleá muy difícil de interpretar. No tengo inconveniente en reconocer que este estilo del Mellizo es mi cante por soleá preferido. Se canta siempre en valiente, meciendo el cante, ligando los tercios sin respirar y “los elegidos” en estas condiciones tan al límite, son capaces de matizar la letra con una definición perfecta. Son en estos casos cantaores con velocidad en la voz, requisito indispensable para acompasar en compás, música y letra.

Tal es el caso de Tomás Pavón, quién en 1950, acompañado por Melchor de Marchena, nos dejó para el recuerdo y deleite de los verdaderos aficionados la letra: “Le pido yo a Dios/ yo le estoy rogando a Dios/para que me aliviara las fatigas/que tengo en el corazón”.

En la misma página pueden escuchar a Juanito Mojama, acompañado por la guitarra de Ramón Montoya en 1929 diciendo: “Las que en el silencio estén/que me quitan de la vera/de quien yo camelo bien/que redoblen las campanas/las que en el silencio estén”.

Finalmente, en la página web: https://www.youtube.com/watch?v=3HAWnJNy0SY, pueden ver en vídeo a La Perla de Cádiz, cantando de manera exquisita y acompañada por Manuel Morao –excepcional maestro-, varias soleares de Cádiz en tempo de bulería para escuchar.

stats