Ejemplos franceses

A Macron la lucha contra el virus no le ha hecho olvidar que la cultura tiene fuerza terapéutica y aporta ilusiones

Es comprensible que la preocupación de los políticos españoles esté centrada en la pandemia. Nada requiere en estos momentos mayor atención. Pero aquellos cuya labor se sitúa al margen de esos cuidados y han visto disminuido su trabajo, quizás podrían aventurarse en reflexiones y ensayos que épocas normales no permiten. Un buen ejemplo lo está dando el presidente Macron, en Francia, al que su lucha contra el virus no le ha hecho olvidar que la cultura tiene también su fuerza terapéutica y aporta ilusiones a un país deprimido. Y ha puesto en marcha una serie de células de análisis y experimentación cara a remover el estancado mundo de la cultura. Entre estas medidas cabe destacar dos que quizás merezcan ser tenidas en cuenta en España, si hubiese alguien capaz de hacerse eco y estudiarlas. No hay que ser muy optimista al respecto, dado que parece difícil despertar del letargo en que yacen el Ministerio y las distintas consejerías que tienen a su cargo la vida cultural española. En el caso francés, se han destinado ya 59 millones de euros del presupuesto del 2021, para facilitar un cheque de 500 euros (conocido como Pass culture) a todos los jóvenes a partir de los 16 años, con la condición de emplearlos en bienes culturales (libros, instrumentos musicales y espectáculos, con preferencia a lo patrimonial frente a lo numérico). Esta disposición llevaba dos años en fase experimental en catorce departamentos. Este año, dado su acierto, se extenderá a toda la nación. Algo así, en España, quizás no fuese suficiente para disuadir a todos los jóvenes del cansino rito semanal del botellón, pero tal vez algunos se podrían sentir tentados e introducir entre sus hábitos la lectura o el teatro. Además de ayudar a un sector en situación muy crítica. Otra iniciativa francesa comenzará a primeros de febrero: una nueva cadena pública, Culturebox, emitirá durante las 24 horas del día. Conciertos, óperas, obras de teatros, exposiciones, es decir todo lo relacionado con el mundo del arte y de los libros tendrá cabida en esas horas de difusión. Ha sido una propuesta destinada a contener la cólera latente en el olvidado mundo de la cultura y a facilitar esparcimientos ante los nuevos confinamientos que se avecinan. Pero ha sorprendido sobre todo la celeridad en el acuerdo: en 15 días, Ministerio de Cultura, ente televisivo estatal y restantes plataformas han atado cabos, incluido el presupuesto. ¿Se imaginan en España, cómo conseguir tal pacto entre tantos reinos de taifas?

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