Gerona, Lérida y TVE 24 horas...

LO nuestro es de locos. Más que de locura, se trata de una estupidez propia de auténticos descerebrados, por completo saturados de ridículos complejos y del todo faltos de las agallas necesarias para tomar las decisiones que exigen las circunstancias cuando éstas se sitúan en un escenario que roza el límite.

Zapatero fue quien comenzó con el descomunal despropósito. Sus concesiones a los barros de los soberanistas radicales nos trajeron los lodos en los que hoy nos ahogamos y que Rajoy no sabe solucionar.

La concesión de legítimas mamarrachadas, sin aparente importancia pero necedades al fin, se fue sucediendo con la mentecata esperanza de saciar el voraz apetito de los emergentes talibanes independentistas.

Cuando tengo intención de viajar a la capital del Reino Unido digo: "Me voy a Londres", y no: me voy a "Londón". Si vuelvo de la ciudad de los rascacielos digo: "Vengo de Nueva York", no: vengo de "Niu York". ¿Por qué?, porque aquí, en España, se habla español, "es-pa-ñol-", ¡carajo! y, a menos que se trate de un 'friki' pretencioso y afectado, de un pedante insoportable o de un soplapollas integral, lo de 'London' y 'New York' queda para británicos o norteamericanos, o también para nosotros… ¡cuando hablamos en inglés, claro!

Pues igualito es el caso de 'Girona' o 'Lleida', o de 'A Coruña', 'Ourense' o 'Laxe'. En español se dice: Gerona, Lérida, La Coruña, Orense y Laje. Me parece perfecto que cuando se hable en catalán o gallego, se pronuncien los nombres en ese idioma, pero cuando hablamos la lengua de Cervantes, es absurdo incluir 'intrusos' de lenguas foráneas, salvo que no tuviesen traducción, que no es el caso. ¿Que lo hagan los independentistas a modo de pueril pataleta?, ¡pase!, pero que se adopte oficialmente esa determinación, que se cambien incluso las matrículas que entonces se usaban y que en la televisión pública de la nación se haga lo mismo, es un 'contradios', una de esas sandeces absurdas a las que tan dados somos los españoles: más papistas que el propio Papa.

Con la cadena 24 horas de Televisión Española sucede algo, en la misma línea, que no deja de causarme asombro primero, perplejidad después y cabreo de postre. No sé si se habrán fijado, pero antes de ayer, por ejemplo, transmitieron, íntegro, un discurso panfletario -como siempre- de 'Arturito I de Las Ramblas' en el que no se cansaba -como siempre- de arremeter contra España, de reclamar la unidad de todos los independentistas anticonstitucionales -digo bien: anticonstitucionales. Nada que objetar a que cada cual defienda sus opciones, dentro de la legalidad vigente, si nos salimos de aquí, otro gallo es el que canta, a eso me refiero, que conste-, de ponernos a caer de un burro, de inventar argumentos imposibles, de fabricar embustes y de falsear la Historia y la realidad como un bellaco.

¿Informar?, ¡por supuesto!, pero… ¿a qué darle publicidad, repercusión y trascendencia, en la televisión pública, a quien se ríe de nuestro himno, se burla de nuestra bandera, desprecia al presidente del Gobierno de la nación, ignora al Jefe de Estado, incumple nuestras, y sus, leyes y se pasa por el forro de su patética barretina la Constitución? ¡No hombre, no! La banda de subtítulos que recorre la parte baja de la pantalla estuvo todo el santo día 'recordando' la petición de Mas a todos los soberanistas ilegales, machacando sus proclamas desestabilizadoras, traidoras y sediciosas, ¿por qué? Sencilla y sinceramente, no lo entiendo.

Haga usted un extracto del discurso, porque es noticia, de 'Arturito' y lo emite. Resuma usted los 'mensajes' de Mas, nos los da a conocer y se olvida de ellos. Fue él, y los suyos, los que rompieron las reglas, los que no cumplen las leyes, los que proclaman, a boca llena, que no van a cumplir, como ya han hecho, la Constitución. "Al enemigo -y ellos lo son-, ni agua". Porque, de verdad, no es que parezcamos gilipollas, es que lo somos, de remate. Es patético, bueno no: lo siguiente.

"Are you going to London?" - ¿vas a Gerona?-, "no, I will go first to New York" -no, iré antes a Lérida-. Las leyes se promulgan para cumplirlas, todos. La Constitución, que democráticamente nos dimos los españoles, es la Ley de Leyes, ¡aplícate el cuento! Ahora vais y lo repetís en el canal 24 horas de TVE, con subtítulos incluidos, todo el fin de semana, ¡sin parar! ¡Ah, y en el hueco que os quede arriba de la pantalla, le ponéis subtítulos en catalán.