Uno de cada tres internautas es menor, según el último informe de Unicef, documento en el que se alerta de los riesgos a los que están expuesto por ser el colectivo más vulnerable. Desgraciadamente, pese a las grandes oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías, a fecha de hoy, la realidad muestra, a través de innumerables estudios, el mal uso que están haciendo de las mismas por falta de formación e información. La lista de barbaridades es interminable. Por citar algunos datos: nueve de cada diez padres no sabe las páginas que visitan sus hijos en Internet, el 40% de los menores sube contenido sin supervisión y uno de cada tres entre 12 y 14 años recibe imágenes de contenido sexual en su móvil y el 25% de las chicas reconoce que su novio las vigila. Y lo más preocupante, con 12 años más del 70% tiene móvil y un 50% a los diez, todo un disparate. La semana pasada se dio un paso de gigante en la protección de nuestros jóvenes en la nueva Era Digital. La aprobación de la reforma de la Ley de Protección de Datos, para adaptarla a la nueva normativa europea, incluye por primera vez la educación digital para los menores. La noticia ha pasado desapercibida por la polémica generada por la posibilidad de inundar nuestros dispositivos móviles de propaganda electoral sin nuestro consentimiento, algo que va en contra del espíritu del nuevo reglamento europeo. Esta decisión ha hecho que se pierdan titulares sobre derechos tan importantes como la desconexión digital, el testamento digital o la educación digital en el aula. Y es que, según la directora de la Agencia Española de Protección de Datos, en un año el Gobierno deberá presentar un proyecto de ley para establecer cómo se va a garantizar la educación digital y serán las comunidades con competencias las que tengan que regular en el currículum el uso responsable de Internet y las redes sociales. A pesar de ser una prioridad nadie ha hablado de ello en la campaña electoral.