Tribuna libre

Hermano Virgilio Rojo Moreno

Un Hermano de La Salle nos ha dejado, el H. Rafael

Jerez, 21 de enero 2014 - 01:00

MUCHOS jerezanos que han pasado por los colegios de La Salle -San José, Buen Pastor y Sagrado Corazón- habrán experimentado un profundo sentimiento al enterarse de la muerte del Hermano Rafael, aquel Hermano sencillo, cercano y sonriente que recibía cada mañana en el colegio a familias y alumnos, con un saludo familiar, con un gesto de cariño y hasta con caramelos o bolitas de anís. Y con la misma alegría se le encontraba en los patios entre los niños en los recreos, en animada conversación, participando en los juegos, apaciguando en pequeñas disputas.

Pues sí: ha muerto el H. Rafael Martínez Rodríguez, un buen burgalés que nació en el pequeño pueblo de los Tremellos, en 1930, y que nos dejó el pasado 12 de enero: 84 años de vida, de los cuales 66 fueron de vida Consagrada como Hermano de las Escuelas Cristianas. Largos años de vida religiosa ejemplar en comunidad con sus Hermanos, muchos cursos escolares de sementera en el mundo de la educación cristiana, catequista enamorado en preparar niños para la Primera Comunión, en animación de grupos de congregantes y scouts, de Antiguos Alumnos y Cofradías, en participación con grupos de adultos y en servicios múltiples de pastoral. Una vida de servicio en aquello que se le encomendaba o donde él descubría que había necesidad de echar una mano.

Toda una vida apostólica y ministerial como Hermano de La Salle que transcurrió por tierras andaluzas, salvo los tres años que estuvo destinado en Madrid (1960-63): La Salle-Viña (Cádiz), La Salle-Santa Natalia (El Puerto de Santa María), La Salle Fundación Moreno Bachiller (Arcos), La Salle-San Francisco (Sanlúcar de Barrameda) y La Salle (Almería), destino del que conservaba muy gratos recuerdos por su implicación en las tareas pastorales del Centro. Pero donde permaneció por más tiempo fue en Jerez, 30 años, que se convirtió en el centro de su vida de misión, y, con seguridad, podemos decir también en el centro de su corazón como Hermano: largos años en La Salle Buen Pastor, La Salle San José, como profesor y como director; La Salle Sagrado Corazón en la última etapa de su vida y, finalmente, la residencia de Granada donde pasó los últimos años, ya enfermo, pero vividos con una gran paz y en plena armonía con sus Hermanos.

Siempre es dolorosa la muerte de personas que, por sus riquezas personales y su buen hacer, han dejado una hermosa herencia traducida en valores humanos transmitidos, contagiados, y en huellas imborrables de amistad. Porque son muchas las personas que se nos cruzan en la vida pero sólo los amigos dejan huellas en el corazón. Y esta es la herencia del H. Rafael, que en su condición de persona consagrada a Dios vivió estrechamente unido a Él y de su oración pasaba a la fraternidad comunitaria y a cumplir su misión educativa con los alumnos. Supo muy bien traducir el pensamiento de Romano Guardini: "Sólo el que conoce a Dios, conoce al hombre".

Quienes hemos conocido al H. Rafael podemos afirmar que fue feliz en su vocación porque se entregó a ella con celo ardiente buscando el bien de sus alumnos, y entre ellos se consideraba, enviado por Dios, siguiendo el pensamiento y deseo de San Juan Bautista de La Salle que nos dice a los Hermanos que "en el empleo que ejercéis, sois los embajadores y ministros de Jesucristo y, por consiguiente, tenéis que desempeñarlo como representantes suyos. Y Jesucristo mismo es quien desea que los discípulos os miren como le mirarían a Él" (Med. 195). En apuntes que ha dejado nuestro Hermano hemos encontrado preciosas oraciones escritas a mano en minúsculos papelitos, metidos en los libros de oraciones y cantos, que expresan la preocupación que tenía por vivir fielmente su espiritualidad, por cumplir bien su misión, por cuidar de sus alumnos más necesitados, por pedir a Dios nuevas vocaciones de personas consagradas.

¡Enhorabuena, H. Rafael, por tu vida y por tu 'siembra'! Descansa en paz. Nosotros no te olvidaremos porque "el alma noble, nunca muere; más allá de su eternidad, brillarán sus huellas".

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