Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Infalibilidad ideológica

Sánchez, como un Pío IX de la política, ha promulgado su infalibilidad ideológica

Cuando alguien con la más alta responsabilidad política actúa de forma tan inmadura e irresponsable, o tan cínica y calculadamente desestabilizadora para aumentar la tensión y la polarización en su provecho [tache lo que no proceda según su criterio o sume las dos posibilidades] y la respuesta de los suyos –ministros, altos cargos del partido, militantes, simpatizantes– es la adhesión inquebrantable, la invitación de la vicepresidenta María Jesús Montero a enviar “energía positiva” a un jefe del Ejecutivo que ha “abierto su corazón” y darle a ese envío de energía positiva la forma de una manifestación nacional de apoyo fletando autobuses y de un comité federal con discursos en abierto y pantallas en la calle, es que el líder ha logrado extirpar toda capacidad de análisis, crítica y autocrítica, poniendo los últimos ladrillos del muro con el que pretende simplificar la realidad política y social dividiendo España en dos bandos: el suyo y –como afirma en su carta– “una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que no toleran la realidad de España, que no aceptan el veredicto de las urnas” y están dispuestos a “valerse de todos los medios a su alcance para destruir personal y políticamente al adversario”. Gravísimas acusaciones que sitúan a toda la oposición al borde del golpismo.

Frente a ellos solo está él –siempre según sus palabras– como representación del “avance económico, la justicia social y la regeneración democrática” al frente de un “gobierno de coalición progresista” formado tras el 23J gracias a los apoyos de los por lo visto muy progresistas PNV, Junts y Bildu.

Sánchez, como un Pío IX de la política, ha promulgado su infalibilidad ideológica. Es su privilegio decretar “ex cathedra” que solo es progresista y demócrata quien está con él, ya pertenezca al más rancio y clerical nacionalismo conservador, sea un prófugo de la justicia o represente “un negacionismo incompatible con la propia historia de nuestro país y de la democracia”, como la portavoz del Gobierno definió la actuación del candidato de Bildu. Y que todos los demás son dudosamente demócratas o incluso antidemócratas, derechistas en connivencia con los ultraderechistas o incluso fascistas. Incluidos los medios de comunicación críticos, sea cual sea su naturaleza, línea editorial, trayectoria y la credibilidad que solo a sus lectores corresponde otorgarles. Peligroso.

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