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¡Orgullo sureño!

Lorenzo Buenaventura, otra vez campeón de la Champions

19 de junio 2023 - 05:00

CAÑADAS me mandó a Cádiz para cubrir un boquete, el que había dejado el carismático Juan Limón en Radio Popular, corría la temporada 90/91. Irigoyen presidía el Cádiz CF con Téllez de vicepresidente, ninguno se metía en la parcela del otro, gastos e ingresos. Era un Cádiz en su gran época dorada, de Primera, con Mágico, Mejías, Carmelo, Cortijo, Oliva, Barla o Quevedo, y al final de temporada de la mano de Ramón Blanco, que sustituyó a Héctor 'Bambino' Veira, quien tuvo que retornar a Argentina por llamamiento judicial, Kiko Narváez.

Un erudito, escuchimizado, con la cara de su hermano mayor y, a la sazón, los dos parecidos a su padre, un bético de pies a cabeza llamado Pedro Buenaventura. Lorenzo era el preparador físico del Cádiz. Un día, el jefe de deportes de Radio Nacional de España, mi entrañable Severiano Montero Aparicio (cuánta inteligencia, qué voz, qué personalidad, pero cuánta humildad) y quien suscribe, entrevistamos a dicho preparador físico.

El caso es que José González, que arrastraba una gravísima lesión de peroné/tobillo, que se produjo precisamente en la celebración de un gol ante el Betis, desde hacía muchos meses, estaba casi a punto de reaparecer. De hecho, aunque Kiko es considerado el artífice de la permanencia de aquella temporada (para mi fue el elemento clave), José González fue el artífice del gol clave en la promoción ante el Málaga CF (luego lo sería Szendrey en la tanda de penaltis). A mí me tocó narrarlo a nivel nacional a través de COPE.

El caso es que José González volvió a sentirse jugador profesional y a ser importante gracias al profesor de INEF llamado Lorenzo Buenaventura. En aquella entrevista recuerdo que tanto el jugador como el preparador físico nos contaron el método revolucionario inventado por Lorenzo para recuperar física y mentalmente al delantero cadista. El Windsurf. Ni gimnasio, ni pesas, ni césped, ni balón, el agua de la Bahía y una tabla de windsurf (no confundir con la tabla de Antonio Reguera, la de orillera, orillera). José nos confesó que a base de risas, caídas de la tabla, el movimiento de las olas y el obligado movimiento del tobillo, acabó de recuperarse de la lesión en el tobillo y, sobre todo, en la cabeza. Lorenzo era un revolucionario de la readaptación deportiva.

Ese sevillano, bético por su estirpe, cadista por profesión y adopción, lo fichó Pep Guardiola para su Barça, luego se fue con él al Bayern y después al City. Verle formar parte de una revolución en el fútbol y volver a ganar otra Champions, no solo me llena de mucha alegría, sino que al mismo tiempo demuestra que aquí, en el sur del sur, hay talento, que unido al esfuerzo y dedicación nos hace muy, muy grandes, como enrome es Lorenzo Buenaventura. ¡Cuánto orgullo sureño!

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