Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Marx en Ucrania

Lo que pasa en Ucrania recuerda cada día más a las crisis de Berlín de 1961 o la de los misiles de Cuba de 1962

Empecemos por una frase tan manida que merecería ser de Churchill, pero es de Marx, aunque citar a Marx en estos tiempos líquidos suene tan apolillado como políticamente incorrecto: "La Historia ocurre dos veces, la primera como una tragedia y la segunda como una miserable farsa". Apliquemos la máxima marxista a esa vuelta a la guerra fría que ha entrado de pronto en nuestras vidas y que ha hecho a José Borrell -presunto responsable de la seguridad y la defensa europea y hombre con buena cabeza y buen criterio- decir que el continente está en su situación más peligrosa desde que en noviembre de 1989 el muro de Berlín saltó por los aires. Quizás exageró un poco. Su correligionario Javier Solana, que dirigió la OTAN en los años noventa, le podría contar con pelos, señales y bombardeos cómo la guerra de los Balcanes estuvo a punto de hacer añicos el frágil equilibrio europeo que había salido de la desmembración del bloque comunista.

Pero vamos a lo que está pasando en Ucrania,que se parece cada día un poco más a la crisis de Berlín de 1961, en la que los tanques soviéticos y estadounidenses se miraron cara a cara a muy pocos metros, o la de los misiles de Cuba en 1962 en la que faltó muy poco para que Kennedy o Jrushchov apretaran el botón rojo y comenzara una tercera guerra mundial en un periodo de destrucción mutua asegurada gracias al armamento nuclear. Ahora la situación tiene parámetros similares. Rusia no va a permitir que Estados Unidos siga avanzando a través de sus peones en una zona que considera de su exclusiva influencia. Y Washington piensa que sin esos avances no podrá mantener por mucho tiempo su papel de superpotencia capaz de mover el mundo para favorecer sus intereses comerciales y militares. Como testigo de todo ello, China, esperando de qué lado se inclina la balanza para ser al final el que de verdad gane, como viene ocurriendo desde comienzos de este siglo.

Parece como si de pronto no hubiésemos aprendido nada de la caída comunista de 1989, el giro geoestratégico que supuso la ofensiva yihadista iniciada en 2001 o el cambio de paradigma en el mundo capitalista que trajo la crisis financiera de 2008. Hemos dado la vuelta para estar otra vez en plena guerra fría. Pero ya no están Kennedy y Jrushchov a los mandos. Ahora tenemos a Biden y Putin y eso, además de ser un peligro objetivo y un símbolo de hasta dónde hemos degenerado, demuestra que el viejo Karl alguna vez hasta acertó en sus análisis. Por raro que nos pueda parecer.

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