Prudencia y compromiso

Cuando quienes tenemos vinculación directa con el mundo educativo observamos la vertiginosa velocidad con que crecen las iniciativas y las redes sociales en Internet nos paramos a menudo a pensar en las ventajas e inconvenientes de tamaña progresión geométrica de posibilidades, valorando sus logros y sus riesgos y reconociendo el nuevo escenario de desarrollo 'logístico' que se ha adueñado de las comunicaciones.

Con una actividad como la que presentamos hoy, se plantean cuestiones de imagen y de derechos, de fines y de estrategias para conseguirlos, se debaten contenidos y formas de compromiso, pero, sobre todo, se utiliza un medio con una potencialidad enorme para un fin noble.

La idea de dar la cara por una necesidad es mucho más importante educativamente que aportar algo que nos sobra y es que estamos personalizando y actuando, tomando decisiones y fomentando el compromiso.

Los centros educativos tienen muchas ocasiones para manifestar su 'identificación' con determinadas acciones o momentos (día de la Paz, de Andalucía, de la Constitución, de Europa, etc.), pero hemos de dotar de significado cada una de esas propuestas para que no quede solo en una suelta de globos o en un día de fiesta que no nos deje huella.

La ocasión de reflexionar sobre lo que ha pasado en Haití y sobre nuestras condiciones de vida es mucho más importante que cualquier acción posterior, pues nos hará tomar conciencia de cuáles son los recursos de los que disponemos y de cuáles son los principios que rigen nuestras vidas, valorando lo que tenemos y estableciendo prioridades sin renunciar a lograr nuestros objetivos de un futuro mejor en todos los aspectos.

La educación integral pasa por construir personas libres, sensatas y comprometidas con el tiempo que les ha tocado vivir y con las circunstancias que les rodean, que se formen para afrontar los problemas cotidianos y resolver las dudas que les plantea el devenir diario en el mundo.