La esquina
José Aguilar
Las pelotas de Bildu
La esfera armilar
Isabel Díaz Ayuso es ya un fenómeno social con repercusiones políticas. No es ella sola, por supuesto, sino lo que resulta ser en ella. Pero los grandes nombres de la política nunca se limitan a la personalidad de sus portadores, son siempre la personalización de un resultado. He estado alguna vez con la joven presidenta y he podido comprobar in situ su gran capacidad de autocontrol, un don que le permite distinguir lo importante de lo secundario. Tal vez por eso ha sabido rodearse de gente inteligente. Su atractivo personal se alía con una gran facilidad para hacerse próxima. No da, no me da la impresión de estar lista para grandes responsabilidades pero, al menos mientras no las tenga, suscitará pasiones. En Madrid, doquiera que sea donde aparezca, el entusiasmo popular aflora arrastrando a los menos dados a las emociones.
Nada que ver con una estrategia. Lo que se ve es que le ha echado un pulso al poderoso aparato instrumentado en los sótanos de la Moncloa y ha ganado con contundencia. Se ha sacudido el estorbo de Ciudadanos, ganándole la mano y ayudándole en su carrera hacia la extinción, y se ha llevado por delante al vicepresidente Iglesias, silenciándolo; con todo lo que eso supone. Y a modo de remate de faena, en Madrid ha hundido al PSOE a una minoría dentro de una izquierda con pérdida de masa encefálica. El balance no da para encontrar algo parecido en el pasado. Ni para ofrecerle al Partido Popular un mejor asiento en escena ni una más plácida acogida en la calle. En las elecciones de mayo, parte del electorado de izquierdas ha votado a Ayuso. Debido a la política frente a la pandemia, el cartel tenía una cierta proyección más allá de sus límites naturales.
Suponer que en el estado mayor de su partido, ha preocupado el espectacular poder de convocatoria de esta mujer, es sumirse en la especulación, pero desde luego verosímil. En cualquier caso, la corta inteligencia del aparato de Génova ha pinchado en hueso. Anchas son las espaldas de la presidenta y muchas las debilidades y las torpezas de los guionistas. Isabel también ha ganado este pulso y los personajillos del show empiezan a caer a compás de dominó, llegando con el tal Carromero hasta las cloacas. Ya están cogiendo los trastos, Alberto Núñez Feijóo como espada y Ana Pastor Julián como sobresaliente. Hay mucha sabiduría en la Puerta del Sol para que la presidenta se precipite entrando en el callejón antes de tiempo.
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