Tierra de nadie
Alberto Nuñez Seoane
Palabras que el viento no se lleva
LAS primarias socialistas se han convertido en una pelea de gallos donde dos se han hecho fuertes frente a un tercero que se ha convertido en árbitro de la contienda, muy a su pesar —aunque haya analistas que afirmen que forma parte de la supuestamente maquiavélica estrategia de una de las candidaturas—. Hay voces agoreras que, después del próximo domingo, vaticinan la ruptura del socialismo y lo justifican en lo ocurrido en países como Holanda, Francia o Italia donde la socialdemocracia ha desaparecido. Nada de eso pasará. Hasta el domingo, Susana y Pedro, o Pedro y Susana, se tirarán los trastos a la cabeza, y algo más. Pero el ganador, a partir del lunes, le tocará recomponer lo descosido sin miramientos durante meses. La pugna en estos días no es de fondo sino de simples personalismos entre un ex secretario despechado y una baronesa que aspira a dar el salto definitivo. Por mucho que digan, o sus grupos de apoyo pretendan presentar, Sánchez y Díaz, o Díaz y Sánchez, no están tan alejados en sus ideas.
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