Alto y claro
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De bronca en bronca. Pero sin que nada le roce, porque Sánchez es como el Tony Curtis siempre vestido de blanco de La carrera del siglo que atraviesa una batalla de tartas sin que ninguna le dé hasta que Natalie Wood le atina (esperemos que las próximas generales sean ese tartazo). El Gobierno ha acumulado en pocas semanas las broncas del caso Marlaska y las polémicas de la ley trans, la ley del sólo sí es sí y la derogación del delito de sedición logrando unir las críticas de la oposición y de personalidades del PSOE, algunas pertenecientes al Gobierno.
"Todos los partidos coinciden en acusar a Marlaska de mentir y engañar en su versión sobre la tragedia de Melilla el 24-J", titulaba -ojo- El País. Contra la ley trans se han manifestado feministas históricas del PSOE, ex ministras y ministras como Carmen Calvo y María Jesús Montero. Contra los efectos de la ley del sólo sí es sí lo han hecho María Jesús Montero ("evidentemente, éste no era el objetivo de la ley, todo lo contrario") o Robles ("si en la aplicación de la ley, se ve que esto a lo mejor tiene lagunas, las leyes se pueden modificar"). Y contra la derogación del delito de sedición han hablado García Page ("se va a abaratar el ataque a la Constitución") o Lambán ("los independentistas están más tranquilos porque su hoja de ruta se va poco a poco realizando").
Estas broncas intestinas quedan en poco. Con el pan no se juega. Más grave es que alguien con el peso histórico de Felipe González diga: "La factura de la ley [del sólo sí es sí] es muy defectuosa. Está mal hecha. Tenían que haberla corregido inmediatamente. ¿Por qué no la rectifican? Cuando uno se equivoca, tiene que corregirlo y no pedir que los demás le corrijan lo que uno hace mal. Esto no es un defecto de jueces machistas, es un defecto de fabricación de la ley y quien se equivoca tiene obligación de rectificar". Y sobre la sedición, afirme: "Esto no son desórdenes públicos. Por tanto, si han pretendido tipificar lo que ocurrió, entonces la tipificación ni se reajusta a la realidad ni tiene comparación con ninguna de las legislaciones europeas". Grave, dicho por quién lo dice. Pero no para Sánchez, que a diario debe recitarse el poema de Goethe: "Cabalgamos en todas direcciones en pos de alegrías y negocios; pero siempre ladran detrás con todas sus fuerzas… El ruidoso sonido de sus ladridos sólo demuestra que cabalgamos".
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