La Crestería

Manuel Sotelino

Sueños cofrades

Ante la situación de inestabilidad de cara las próximas semanas, los cofrades intentan sobrevenirse y vivir una entrada de 2022 lo más normal posible. Si hace unos años aquello de ver la espalda a Baltasar tenía su cierta gracia, ahora apenas hemos visto por las redes sociales ni memes de la carroza del rey negro ni cachorros sobre una magdalena ni el burro asomándose a la pantalla diciendo si se sube ya al paso.

Son tiempos de espera para soñar. Y puestos a ello mientras sucede lo que Dios quiera, cerremos los ojos y pensemos en esos canastos dorados que parten la tarde cuando el ocre del sol se refleja en ellos. En el choque de las bellotas del palio de la Virgen de los Dolores que siempre se dijo que era el que mejor sonaba. Pensemos en esa mañana ansiada donde las túnicas cuelgan de las perchas de la habitación. De las torrijas bien plantadas y de la mirada de ese nazareno con el rosario en la mano. Soñemos con la noche serena de una recogida mientras el palio del Desconsuelo se baña de esa blanca luna cuando aparece por la plaza de San Lucas. Invito a cerrar los ojos y a pensar en el grupo de pavitos tras la cruz de guía. De esa oración cantada que sobresale por la forjada barandilla de un balcón cualquiera. Pensemos en la mirada perdida del Prendimiento, en el himno de infantes cuando San Juan sale de su capilla de Cristina. Es tiempo de soñar con ‘Soleá dame la mano’ cuando el Consuelo se recoge. Y también con la delantera del paso de la Sagrada Cena, y con la maravillosa belleza de la Amargura y con el repicar del tambor cuando avanza el paso de la Exaltación acercándose al centro. Tiempo de soñar con la noche del Viernes Santo cuando la Piedad nos despide hasta una nueva Semana Santa. De la mirada del romano más guapo de Jerez que lo hizo Álvarez Duarte para la Coronación. De la Reina del Transporte y del ambiente ascético que siempre trae Amor y Sacrificio. Tiempo para soñar mientras tenga que venir lo que Dios quiera. Tiempo para la espera de esa Semana Santa que todos llevamos en el corazón.

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