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Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Trágicos y burlescos

Lo curioso será comprobar, sobre todo en Twitter, la red más politizada, el desconcierto ante los resultados

Escribir una columna de opinión el mismo día de las elecciones, sabiendo que se publicará una vez que los resultados se conozcan es un más que importante y rotundo aliciente a favor de evitar el ejercicio irreflexivo de la profecía. Sobre todo, porque a diferencia de los Nostradamus de turno, la comprobación del más que probable error –o incluso del acierto, si se diera– va a ser inmediata. Situación que no deja de ser un tanto azarosa y preocupante por lo que supondría de evidente ridículo y público escarnio. Lo que tenga que ser, será. Y además, como dijo el Guerra, “lo que no pué ser, no pué ser y además es imposible”.

Aunque para profetas, las redes sociales. Jamás se vio tal aglomeración de pregoneros de la tragedia a lo largo de la historia de la Humanidad. Yo sé que muchos de ustedes son personas cabales y sus redes sociales siguen siendo la familia, la tertulia con los amigos, las charlas de café con los compañeros del trabajo y a lo más, esas conversaciones improvisadas e intrascendentes con algún desconocido en la parada del autobús o en el vagón del metro. Pero, ¿quién no recibe hoy un simple whatsapp con algún mensaje apocalíptico anunciando a toque de fanfarria el trágico futuro que nos espera si ganan las elecciones los que no deben ganarlas en opinión del acongojado remitente? Y a continuación, la respuesta burlesca, a veces sarcástica y otras meramente chocarrera de quien habita la trinchera de enfrente. Si hiciéramos caso a este pimpampum de trágicos y burlescos, los resultados de ayer –que ustedes ya conocen y yo no, al escribir estas líneas– o nos han devuelto a la oscura España del franquismo o nos han llevado a la no menos deprimente y dictatorial Cuba de los Castro. Porque, en redes sociales, no es que no haya términos medios, es que en cuestiones políticas, encontrar algún razonamiento argumentado entre tanto batiburrillo de mensajes apocalípticos, deja en mantillas lo de encontrar la aguja del pajar. Dichosos los países de aburrida historia.

Lo curioso será comprobar, sobre todo en Twitter, la red sin duda más politizada, el desconcierto ante los resultados, sean los que sean, de tanto apocalíptico hiperventilado que sigue sin entender que la vida real está fuera de ese mundo virtual de las redes donde nunca sabes en qué se basa casi nadie para decir lo que dice. Y sobre todo, para emitir juicios con tan absoluta como impostada solemnidad.

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