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David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
HAN comenzado las pruebas del tranvía de la Bahía. De momento, entre Chiclana y San Fernando, que es donde se va a quedar según los más pesimistas. Que llegue hasta Cádiz no será tan fácil. Y que alguna vez lo veamos trasladando usuarios hasta la mismísima Caleta parece casi de ciencia ficción, un proyecto de esos que comentarán las generaciones venideras. Será difícil que llegue a Cádiz porque Adif ha puesto pegas al uso de la vía, por la que deben circular los trenes de alta velocidad sin que les estorbe el tranvía. Y además han planteado inconvenientes de seguridad. Un argumento lo bastante serio como para no forzar.
El regreso del tranvía es un empeño de la Junta, que los quiere incorporar por diversos lugares de Andalucía, entre los que se incluye este tramo Chiclana-San Fernando-Cádiz. El proyecto ha contado con un cierto rechazo en la Isla de León y tampoco es baratito, sino que tiene un coste de 205,5 millones de euros. Pero han conseguido que la Comisión Europea financie 135 millones a cargo del Fondo de Desarrollo Regional, con el compromiso de que esté terminado a finales de 2015, y de que sean creados nuevos puestos de trabajo durante las obras. Lo último que se ha publicado es que hay 187 trabajadores. Nada que ver con los 1.800 que dijeron algunos.
Considerando que en Bruselas van a mirar con lupa este tranvía, hay que tener cuidado para que no se organice otro papelón. Servirá de poco si se queda entre Chiclana y San Fernando. Para ver al Cádiz en el estadio Carranza no serviría, por ejemplo. A no ser que se haga trasbordo en un ferrocarril de cercanías, de lo que se deduciría que hubiera sido mejor ampliar el tren hasta Chiclana, un proyecto del que ya se habló en el siglo XIX. Por lo demás, si había un tranvía de Cádiz a San Fernando y La Carraca desde los tiempos del catapún, no se entienden tantas dificultades.
En febrero de 1963, cuando salió el último tranvía de Cádiz, se publicó en el Diario que los autobuses ofrecerían un servicio mucho más moderno y confortable, ya que el tranvía tardaba "tres veces más" en el mismo servicio. Con el tiempo, se ha descubierto que progresamos al revés. Y así ahora la modernidad son los tranvías y las bicicletas. Faltan los trolebuses, que no necesitan vías, y también tenían su encanto, sobre todo los de dos pisos. Puede que pronto se organice otra reorientación de las antenas para que vuelva la tele en blanco y negro.
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