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A rienda suelta
E s una verdadera lástima que la imaginación de los políticos sea tan corta en lo que a la propaganda ferial se refiere. Muchos de ellos siguen anclados en ese regusto por ensuciarlo todo. Es como el caso de esos abanicos que tienen detrás el plano de las casetas (que suele ser el del año pasado y es meramente orientativo o 'equivocativo'). Tienen su gracia, pero finalmente, al ser de cartón, acaban en el suelo, pisoteados, para alegría de unos, disgusto de otros y enfado mayúsculo de los barrenderos. Eso sí, hay que reconocer que no hay mejor propaganda de feria que el abanico de plástico, el de los buenos. Las flamencas dan puñaladas por conseguir uno, así tenga pintada una gaviota, una rosa, un sonriente sol, unos círculos, que una serpiente enroscada a un hacha. Lucharán por él, le darán uso y lo conservarán. Algunas de ellas (y esto lo juro) abren el bolso de la feria y aparecen abanicos históricos que ya valen un dinerito...
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