NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Cuando me haga viejo, perdiendo pelo, dentro de muchos años, ¿seguirás mandándome un regalo por San Valentín, felicitaciones por mi cumpleaños, una botella de vino? La frase es de los Beatles, de McCartney. Es la estrofa inicial de la canción Cuando tenga 64. Paul la compuso con catorce añitos (es alucinante). Con esa edad, en Liverpool tendrían a los sesentañeros por viejos: sus abuelos lo serían. Eso, en la Gran Bretaña; no digamos en otras geografías desgraciadas. Seis décadas más tarde del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band con el que esos cuatro muchachos dieron gloria a la música, nadie considera anciano a quien cuenta 64.
La farmacopea y la alimentación convierten las pirámides de población en figuras redondeadas. En el mundo desarrollado, los polígonos demográficos dejan de ser sólidos o esbeltos: muestran una base de niños y jóvenes menos amplia que la de sus sucesivas franjas de edad hacia el vértice superior, donde habitan los que han vivido mucho. La pirámide tiene barriga. Es más bien un botijo de población, o, mejor dicho, un ánfora en cuya boca habitan los longevos. El ánfora no es simétrica: la barriga es más acentuada en el lateral femenino: hay más viudas que viudos. La representación estadística de los vivos tiene todo que ver con el sistema de pensiones. “El que venga detrás, que arree: que no nos toquen la pensión. Somos un enorme caladero de votos, ojo”. La dialéctica entre ricos y pobres va siendo una entre viejos y jóvenes.
En la cara amable del planeta, no cabe cuadrar caja sino con inmigración desde lugares con más fertilidad y juventud. Nuevos españoles, que contribuyan. Es cínico pedir, aquí, que procreen más a quienes no tienen un empleo promisorio ni estable, siquiera acceso a la vivienda. Salvo que se los subvencione. Esto es, impuestos. Las pensiones son un gigante presupuestario (tributario).
Entretanto, toca politiquear con los incendios. Sánchez, siempre urgido, tiende una blanda mano por un pacto de Estado sobre el cambio climático: matar moscas a cañonazos. Feijóo hace la goma del ciclista, y pide un registro público de incendiarios. Los Wanted del Far West. Demagogia: tal lista negra va contra de la Ley. ¿No se lo ha advertido nadie, Alberto?
Qué irresponsable política. Mientras, el ánfora de población está de parto.
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