Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
Se cumplen 500 años de la hazaña de Magallanes y Elcano, la primera vuelta al mundo. La gesta tuvo una repercusión enorme en el comercio, las ciencias, las comunicaciones, la cartografía, y en la demostración definitiva de que la tierra era redonda. Fueron tiempos increíbles aquellos del descubrimiento, de la conquista de América y de expediciones como la circunnavegación, que llevaron apellido hispánico. Miramos aquellos siglos de nuestra historia sin nostalgia- ni falta que hace-, pero un poquito de orgullo no estaría de más. En vez de reivindicar un pasado común que ha determinado la historia universal, nos dedicamos a machacarlo con mamarrachadas revisionistas. ¿Se imaginan la tabarra que nos hubieran dado los países de nuestro entorno ante un hecho similar? Habríamos tenido conmemoraciones hasta en la sopa. Aquí no dejamos de hablar de la guerra civil y sus consecuencias y escondemos esa otra memoria colectiva que se ha convertido para el pensamiento progre en algo molesto. ¿Han visto algún signo evidente de que celebramos un acontecimiento único? Va pasando sin pena ni gloria, oculto en la agenda pública sin presencia en los grandes medios, como si nos diera vergüenza o resquemor remover un pasado con apellido español. La expedición empezó en 1519 y acabó en 1522. Tenemos dos años y pico para rectificar, aunque todo haga pensar que la contumaz tozudez del complejo nacional dejará a Magallanes y Elcano en el olvido más absoluto. Si hacemos películas sobre los héroes de Baler poniéndonos a nosotros mismos a parir o existe la idea generalizada de que tenemos que ir a las américas en procesión-esta vez de rodillas-, suplicando el perdón de los pobres indígenas, no sé qué pretendemos con la vuelta al mundo. Para muchos, Magallanes seguirá siendo un lateral izquierdo del Oporto y Elcano, un bonito barco.
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