Tribuna libre

Juan A. Moreno Arana

Investigador sobre Cultura y Sociedad en la Edad Moderna

La casa de Felipe Fernández

La casa de Felipe Fernández

La casa de Felipe Fernández

Firma de Felipe Fernández. Firma de Felipe Fernández.

Firma de Felipe Fernández.

No son pocas las casas de nuestro centro histórico que guardan historias que merecen ser conocidas. La número 7 de la calle Carpintería Baja es una de ellas. Esta casa edificada en el siglo XVIII perteneció y fue morada del presbítero Felipe Fernández, personaje que tiene su lugar en la Historia de Jerez por haber sido parte activa del episodio de la Ilustración. Sus desvelos fueron decisivos para la instalación en la ciudad de la Sociedad Económica de Amigos del País. Las Sociedades Económicas se crean con el objetivo potenciar y regenerar las bases socio-económicas y culturales locales conforme a esos nuevos tiempos e ideas que se respiraban por toda Europa. Sin embargo, diversos avatares, internos y externos, políticos y personales, dieron pronto al traste con ella, haciéndola casi inoperante, hasta que a mediados del siglo siguiente cobre nuevo impulso.

Este desmoronamiento y división de los socios pudo ser una de las causas que llevaron a Fernández a abandonar Jerez a principios de la década de 1790 para instalarse en Londres, quizá de la mano de algún miembro de la colonia británica jerezana. Como señalaron Jiménez García y De la Rosa Mateos en la 'Revista de Historia de Jerez' (2008/2009), en Londres Fernández cultiva una aplaudida actividad cultural; profesor de español, filólogo y traductor fueron labores de su todavía nebulosa estancia británica. Y es entre la bruma londinense donde su persona se disuelve en 1815.

Siguiendo la edad que se declara en su partida de defunción, los citados autores identificaron un Felipe Fernández Argumedo nacido en Jerez en 1741 con nuestro presbítero. Sin embargo, esta identidad la desmiente el testamento de este Fernández Argumedo, casado y dedicado al campo, realizado ante el notario Manuel de Sousa en 24 de octubre de 1800.

Pero el interés por la biografía de Felipe Fernández no es nuevo; surge a mediados del siglo XIX en el seno de la propia Real Sociedad Económica (véase: Bertemati, M., Memoria histórico-crítica de la Real Sociedad Económica Jerezana de Amigos del País, 1862; Archivo Municipal, Real Sociedad Económica de Jerez, Lib. 4, 11). Sus nuevos dirigentes buscarán realzar la figura del presbítero abrazándolo como el antecesor de sus tesis políticas liberales, en contraposición a quien fue el primer director de la Sociedad: el absolutista ilustrado marqués de Villapanés. De esas pesquisas se sabrá que en 1793 Felipe Fernández había otorgado desde Londres un poder para que Juan Antonio Ferrán ‒médico y también ligado a la historia de la Económica jerezana‒, hiciera en su nombre donación de una casa señalada con el nº. 31 de la calle Carpintería Baja, numeración antigua que aún conserva en su interior el inmueble, restaurado en años recientes con una ornamentación ¿¡Neo-Andalusí!? a la que incomprensiblemente la Delegación de Urbanismo dio licencia.

Tirando de este hilo, pudimos hallar el citado poder notarial, protocolizado ante el notario de nuestra ciudad Francisco Fernández Gutiérrez en 6 de noviembre de 1793. Conocemos así que la casa, que Fernández había hecho labrar y reparar, la donaba a su tía Petronila López de Alfaro, en agradecimiento a antiguos apoyos económicos que en ese momento habían cambiado de dirección. Comprada por Fernández en 15 de julio de 1785 ante el notario Antonio Cerrón, la casa lindaba con la del jurado Isidro Martínez de Gatica, curiosamente otro destacado impulsor de la Sociedad Económica jerezana. Este último documento, junto con los firmados ante el citado Cerrón en 27 y en 29 de agosto de 1782, confirman la identificación que defendimos en nuestro libro 'La educación en Jerez de la Frontera en el siglo XVIII' (2012) con el fraile dominico Felipe Fernández López, quien en 1779 pasaba al estado eclesiástico secular con la excusa de disponer de cierta parte de sus propiedades para familiares y obras pías.

En la casa de la Carpintería Baja tendrá su residencia entre 1786 y 1790, compartiéndola con otros miembros de su familia; así quedó registrado en el padrón parroquial de San Lucas de esos años conservado en el Archivo Diocesano. Entre sus paredes, reunido con su vecino Martínez de Gatica, el padre Fernández trazó sus planes para el desarrollo de nuestra ciudad. Desde el umbral de su puerta se despedirá en 1790 de familia, amigos y proyectos para encaminar sus pasos hacia tierras extrañas, pero sin perder el orgullo de considerarse fundador de la Sociedad Económica jerezana.

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