Entre paréntesis

Rafael Navas

El cisne y el Ave Fénix

La oferta gastronómica se sigue reforzando en Jerez pero es necesaria también una apuesta industrial

23 de septiembre 2018 - 06:50

No es una leyenda urbana, sino algo muy cierto, que el primer McDonald's que cerró en España fue el situado en la calle Larga de Jerez, concretamente en el centro comercial Los Cisnes, donde abrió a comienzos de los años noventa del pasado siglo, ocupando parte de tres de sus plantas. Fue un claro indicio de que aquel centro construido sobre el antiguo hotel del mismo nombre no iba a ser el revulsivo que necesitaba el casco histórico. A la famosa franquicia de comida rápida le seguirían muchas otras en ese espacio hasta llegar a lo que es hoy, un lugar a ratos fantasmal en el que sobreviven a duras penas algunos negocios que van y vienen y alguno que resiste milagrosamente y a base de mucho mérito y esfuerzo.

Ahora, en pleno 'boom' de la hostelería en Jerez (no sólo en el centro), se anuncia la llegada de un inversor ruso a la planta baja de Los Cisnes para abrir varios negocios de cocina internacional. Las repetidas decepciones que se ha llevado el centro de Jerez en las últimas décadas invitan a ser prudentes respecto a esta nueva inversión, que ojalá se lleve a cabo y además funcione. Podría servir, sin duda, para mejorar esa oferta gastronómica creciente de la ciudad y a la vez revitalizar este espacio estratégicamente situado justo en la mitad de la que debiera ser la 'milla de oro' del comercio en Jerez. Ya se sabe, negocio llama a negocio y ojalá llegue pronto la esperada reapertura del emblemático 'Gallo Azul', que da pena pasar junto a él y ver sus puertas cerradas.

Pero no todo pueden ser bares, gastrobares, tabancos y restaurantes. Ahora mismo Jerez vive en buena parte de esa oferta vinculada al turismo y la hostelería pero hace falta mucho más. Las cifras del empleo, y de la renta por habitante, lo demuestran. Claro que es bueno que a Jerez se la conozca por tener tantas opciones para los visitantes que buscan comer y beber bien, pero el año es muy largo y sólo con el sector hostelero la ciudad no levantará cabeza. Son los propios hosteleros los que lo sufren, pues no se puede vivir sólo de los visitantes y la renta de los jerezanos sigue siendo muy baja como para que ese sector sostenga la ciudad.

Hay que aspirar a contar también con un sector industrial potente, con empleos que se traduzcan en incrementos de la capacidad económica y el poder adquisitivo de los habitantes de la ciudad.

Muchos de los proyectos que se han puesto en marcha en el sector bodeguero tras su crisis están ayudando y el enoturismo es una puerta a la esperanza para la creación de nuevos empleos pero, siendo importante, hace falta mucho más. Poco se sabe de las fábricas que se anunciaron en los últimos años por parte de diferentes gobiernos o de esos polos (que no polígonos) industriales vinculados al sector aeronáutico o del motor. En Jerez existen muy buenos empresarios, hay motivación emprendedora e imaginación, pero no es suficiente todavía y siguen siendo necesarias inversiones que lleguen de fuera, a las que hay que poner una alfombra roja. Atractivos no faltan en esta ciudad con tanto potencial desaprovechado y una historia hermosa que ha de cambiar el canto del cisne por el Ave Fénix.

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