A un clavo ardiendo

LA (¿ya ex?) ministra Ana Mato se ha agarrado estoicamente al clavo ardiendo que representa la cartera de Sanidad. En su currículum figurará, como una gran losa, el funesto manejo de la crisis del ébola. Fue entonces cuando, por dignidad y compromiso más que por otra cosa, la gente pidió en masa la dimisión de una dirigente que no supo actuar. Sin embargo, ha sido cuando el escándalo podía salpicar a su partido, por su implicación en la Gürtel, cuando ha tomado la decisión. ¡Con lo plausible que es reconocer una equivocación o una incapacidad! Podía haber tomado ejemplo de su ex compañero de Ejecutivo, Alberto Ruiz-Gallardón, que decidió dejar su cartera en el momento que entendía que sus diferencias con Rajoy en el tema legislativo eran insalvables. Por desgracia, el caso de Mato es extrapolable a muchos (demasiados) políticos, de distinto color y ámbito, que se niegan a renunciar a sus funciones aún cuando demuestran sobremanera que no están cualificados.