Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
BUSCO en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la definición de DEPREDADOR: "El que depreda". Bien. El caso es que depredar, según la R.A.E, tiene varias acepciones y entre ellas algunas que le vienen de perlas al presente artículo y a otros posibles.
1-Dicho de un animal: "Cazar a otros de distinta especie para su subsistencia".
2.- "Robar, saquear con violencia y destrozo".
3.-"Malversación o exacción injusta por abuso de autoridad y de confianza".
Por esta razón, obviamente, ciertos seres humanos responden (como animales racionales) a las acepciones citadas. Ni se duda.
Un depredador que caza para su subsistencia es la razón primordial en esa especie del llamado, propia y comúnmente, reino animal. La del ser humano se da en esa clase y especie (la llamaría subclase y subespecie) dominan te, acomodada y que con su sistema económico nos coloca donde ahora estamos. Nosotros, los de siempre (los otros) nos estamos extinguiendo... "Esos lobos están pidiendo y reclamando su carne". Por tal motivo, tengo mis dudas sobre si no estamos fomentando o formando parte de una sociedad que se dedica a alimentar lo más superficial del hombre. En una palabra: Del género humano.
Expuse en mis anteriores artículos, publicados en las páginas de este periódico, al que agradezco la gentileza de honrarme en formar parte del mismo con mis escritos, aunque sea de una forma, digamos, esporádica. Dichos artículos: 'Naturaleza robada', 'La otra naturaleza robada', 'Salada claridad' y 'Agua oculta que llora', son síntesis de lo que en este artículo y otros posibles trataré de dar cierta profundidad.
Quiero aclarar que sólo son opiniones, como cualquiera puede tenerlas, con las que se puede o no estar de acuerdo.
Que se sepa, y hasta el momento, el ser humano es el que ha permanecido en la cima de la montaña, en el vértice de la pirámide depredadora. Ni existe ni ha existido quien le dispute tal supremacía.
La diferencia con el llamado propia y comúnmente mundo animal se basa en la conciencia y responsabilidad de sus actos, para bien o para mal.
Algunos lo hacen en su propio beneficio y en base a sus esquemas mentales , tanto ideológicos como políticos.
La mayor parte de los hombres aman el poder por sí mismos (aplicable a/en múltiples ámbitos) y todo aquel que lo tiene en sus manos se da por sentado y sabido ese deseo de expandirlo. Funda su imperio sobre las ruinas de otro, como todos los imperios. (No hemos cambiado, seguimos siendo los mismos y adaptados al devenir de los tiempos. Ese poder los ensalza y sublima y, a su vez, los socava y devora).
Para esa subclase o subespecie de depredadores les funciona como una droga, vamos, como si fuese un afrodisíaco.
Hay quienes se empeñan en emponzoñar la historia, aquellos que saquean las arcas públicas, los que sobornan, cual piratas bucaneros, en base a con seguir sus preciados tesoros. Aquellos codiciosos del "poderoso caballero es don dinero", como decía el genial Quevedo, aquellos que se dedican a corromper en múltiples facetas con tal de satisfacer sus bajos, ínfimos instintos… El resto contemplamos atónitos tales tropelías plagadas de bacilos, bacterias, hongos, virus… de ascendencia humana para consolidar su patio de butacas, como igualmente aturdidos ante esa clase de delitos descomunales y bajezas morales que apabullan. Pero lo peor es que, en cierto modo, son aceptados, consentidos por "esos otros allegados" que los amparan, consienten y que sibilina y sutilmente disculpan. No hay más que asomarse a la ventana, otear el horizonte y contemplar esas 'hermosas puestas de sol casi divinas'.
Las leyes ahí están…, ¿para qué? En estos casos y símiles las leyes de la Física no son aplicables con relación al tiempo. Las terrenales lo ralentizan. Lo que funciona es la cámara lenta y… ¡aquí no ha pasado nada!
Viene al pelo una máxima del poeta griego Arquíloco : "El zorro conoce muchos trucos, el puerco espín sólo uno".
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