La derecha se empeña en mantener con vida a Sánchez

17 de noviembre 2025 - 03:05

La derecha sigue trabajando a tiempo parcial para Sánchez. El PP y Vox no desaprovechan ni el relevo de Mazón para enredarse. Lo mismo discuten del aborto que del clima que de la migración, mientras el PSOE se relame haciendo cuentas. Les gustaría derribar el sanchismo con toda su alma, pero su torpeza no es broma. El presidente se mantiene vivo frente a los bandazos del PP con Vox gracias a la simplificación y la polarización. No necesita más. Sánchez alimenta a los de Abascal sacando el fantasma de Franco a pasear con el mismo ímpetu con que los critica. Cuanto más tensionado está el ambiente, más se debilita el PP, y menos se habla del precio de los alimentos y de la vivienda. El líder del PSOE ha fijado ante su electorado a la derecha reaccionaria como el enemigo a batir insistiendo en que PP y Vox son lo mismo. Pero nada le gustaría más que ver a Abascal disputándole el voto de tú a tú a Feijóo en todo el país. Si los populares cedieran terreno, Sánchez podría soñar con ganar en más provincias de las que hoy proyectan las encuestas. Y ellos están tan cegados, que le siguen el juego en lugar de rebajar el tono y trabajar en lo que les une.

No es la primera vez que la derecha y el centro derecha se disputan el mismo espacio a navajazo limpio. En el 77 y el 79, el voto se lo repartieron la UCD y AP, pero el tirón de Suárez fue tan fuerte, que alcanzaron el poder. Los ex ministros franquistas que apadrinaron a AP ayudaron a que el ex presidente captara el voto centrista. Pero en vez de reconocer su carisma, Fraga se situó en la oposición denunciando que Suárez se deslizaba a la izquierda. El resto es historia. Los votantes moderados se pasaron en masa al PSOE en 1982 y la derecha quedó tan tocada que tardaría 14 años en volver. Aferrado al centro y garantizando el gasto social, Aznar renovó el partido con un discurso centrista de pensamiento liberal conservador. Todo parecía claro, pero a día de hoy el PP sigue sin llenar de contenido su ideario para ocupar el vacío al que se enfrentó la derecha tras la muerte de Franco, como reflejaba Tom Burns Marañón en sus Conversaciones sobre la derecha. Vox exprime esa eterna indefinición y los complejos del PP para descalificar a la “derechita cobarde” y socavar el liderazgo de Feijóo. Le sitúa en el bando rival antes que como aliado. Obviamente, Abascal no cree que haya perdido la cabeza, pero le da igual. Fraga también sabía que Suárez no había olvidado quién era, ni de dónde venía. Sánchez lo ve y no se lo cree mientras acaricia el gatito, como en 2023.

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