Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Un drama
Línea de Fondo
CORRÍAN los setenta, como siempre el partido entre Real Madrid y Barcelona era una vez más el partido del siglo, pero así de exagerada era la prensa del momento y así le gustaba a la afición que le contaran las cosas. Aquella era una España todavía mayoritariamente en blanco y negro, aunque los grises tenía la sartén por el mando. Lo del Clásico llegaría años después cuando importamos palabras y conceptos del fútbol sudamericano.
Aquella era otra España, el fútbol y los toros eran patrimonio casi en exclusividad de los hombres, por supuesto con su cigarro o puro en la boca. En una retransmisión futbolística o taurina no podía faltar el anuncio de Soberano, porque Soberano era cosa de hombres. Recuerdo uno de mis primeros Madrid-Barça en casa de mis abuelos, los niños sentados en el suelo, los hombres en las sillas, las mujeres hablando y haciendo punto en el saloncito de al lado y las niñas con las madres jugando con sus muñecas.
Los del Madrid eran muy del Madrid, los del Barcelona eran muy del Barcelona, en eso no difería mucho de la España de hoy en día. A mí me gustaba mucho escuchar la narración de los partidos, pero me encantaba escuchar las conversaciones de los mayores. "Er rejón, ese ha sio er rejón de muerte para el Barça" dijo alguien, en perfecto andaluz, cuando el Real Madrid marcó un gol en los instantes finales del partido, bueno no recuerdo si fue el Madrid o el Barcelona, el caso es que yo no entendí lo que acababan de decir.
"Eso, eso ha sido la puntilla" apostilló otro de los mayores que estaban viendo el partido y yo sin saber realmente lo que querían decir con aquello del 'er rejón o de la puntilla' terminé de ver el partido, aunque tampoco fuese algo que me importara mucho, lo que me interesaba era el resultado final. Con el tiempo descubriría que los mayores mezclaban términos taurinos y futbolísticos para hablar de cualquier cosa, entre ellas tanto de fútbol como de toros. En ese caso 'er rejón de muerte' significaba que el equipo que marcó aquel gol al final del choque había certificado su victoria. Así de simple.
Era otra España en la que el Madrid-Barça lo veíamos los hombres, mientras las mujeres hacían sus cosas. A los niños de este país se nos enseñaba a ser del Madrid o del Barça, a respirar el humo del tabaco, a ser los hombres del mañana. A las niñas de entonces se les enseñaba a ser mujeres, mujeres del estilo de aquella sociedad franquista.
Hoy el Madrid-Barça es otra cosa. El Clásico de los clásicos es en color, se retransmite en canales de pago o en los bares donde no hay humo de tabaco alguno y sobre todo donde hombres y mujeres comparten la emoción de estos partidos codo con codo, uno al lado del otro. Se nota que vivimos en otra España aunque todavía nos quedan muchas cosas de hombres que siguen haciendo mucho daño como dijo aquel: 'er rejón'.
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