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Mensaje de los Hermanos Mayores
Jerez/La Hermandad de las Tres Caídas quiere en este Miércoles Santo tener un recuerdo muy especial en forma de oración por todos los fallecidos en esta horrorosa pandemia que nos azota, rogando descansen en paz y gocen ya de la presencia de Dios. Así como pedir a Nuestro Padre Jesús de la Salud en sus Tres Caídas, al Señor de Jerez, por el pronto restablecimiento de todos los enfermos que están sufriendo esta grave enfermedad.
Este año de 2020, en el Santuario no se escucha el trajín de los preparativos para la Estación de Penitencia, está vacío y en silencio. Todo se ha trasladado a un casco de bodega en la Plaza Silos, allí se siente el bullicio de la entrega y el amor. Esta Semana Santa la Pasión de Cristo se vive con el corazón; nuestros costaleros no portan sobre sus hombros a nuestros titulares por las calles de nuestra ciudad, pero si llevan en sus manos las bolsas de alimentos para todos aquellos que esta pandemia está dejando sin los recursos básicos para comer o las medicinas que necesitan nuestros mayores; si reparten mascarillas, batas y pantallas protectoras. Los hermanos no vestirán su túnica negra, ni portarán su cirio o su cruz, pero si se visten de voluntarios para ayudar a los más necesitados, portando la solidaridad y el amor al prójimo. Es una Semana Santa extraña, no se pone a la cofradía en la calle, se ponen todos los recursos posibles para ayudar y proteger a nuestros mayores, para cuidar a los enfermos; se recogen y facilitan alimentos a los que lo necesitan, se socorre con almuerzo y cena a más de 70 personas. Que María Santísima de los Dolores los acoja a todos ellos bajo su manto y los proteja de esta pandemia.
Sé que para nuestros hermanos es un Miércoles Santo muy duro, nos quedamos en casa por segundo año, pero nos quedamos haciendo CARIDAD con mayúsculas. Ante esta situación tan rara, sin precedentes, donde hemos visto nuestra vulnerabilidad y fragilidad como seres humanos; aprovechemos el tiempo que estas circunstancias tan especiales nos dan para orar y meditar en casa. Es el tiempo de cuidar a los demás y de cuidarnos; es el tiempo para que salga nuestro lado más humano de compromiso solidario y responsable. Cuando todo esto pase le daremos gracias al Santísimo Cristo de la Salud.
Para terminar, quiero recordar a todos mis hermanos, en estas circunstancias tan especiales, unas palabras de Santa Teresa de Jesús: “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta.”
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