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Opinión | Propagandistas de la Verdad

Pablo Gutiérrez de Cabiedes

Catedrático de Derecho Procesal

Golpe de muerte a España: nos jugamos la existencia

Hace 5 años señalaba que “hay momentos históricos en que están en juego los pilares de la libertad, el orden y la paz social; del propio Estado de Derecho y hasta de la existencia de la Nación como tal. Y éste es uno de ellos”. Era la Lección magistral universitaria que aquel Curso se me pidió que impartiera y que dediqué a “La regeneración de una España en crisis” (2015). Duele comprobar cómo se ha cumplido plenamente el riesgo que entonces apuntaba.

“Golpe de muerte a la Justicia” era el artículo que 30 años antes publicaba en Abc mi padre, ante el proyecto de Ley Orgánica del Poder Judicial de Guerra-González (1985). ¿Quién habría imaginado entonces que ambos intentarían años después poner límite al atropello a los principios más básicos de nuestra Constitución? Para ser sinceros, ellos lo iniciaron, pero ciertamente nunca cruzaron todos los límites que Sánchez-Iglesias han flanqueado.

Nos encontramos en la culminación de la destrucción de España como Estado de Derecho y Nación secular, de la mano de quienes la odian: con un ataque definitivo a los derechos fundamentales (incluida la vida), las libertades (educativa, religiosa, política, de información…); nuestra unidad, forma de Estado (Monarquía parlamentaria) e instituciones fundamentales (como la Justicia: lejos de corregirse el manoseo-politización por cuotas en la elección del CGPJ, se pretende ya su ocupación definitiva monocolor por los partidos del Gobierno socio-comunista). Un proceso nunca combatido en su base cultural y política desde otro espectro ideológico.

“El desmantelamiento chavista tuvo mucho mayor resistencia en Venezuela que en España”, me dice preocupado un exalto responsable de la Embajada de Venezuela. Es más, el año que comienza puede agravarse profundamente -aflorar- la crisis socio-económica, que intentará ser utilizada como caldo de cultivo para el -increíble- asalto comunista final del poder.

Por eso, es una obligación moral la implicación en la recuperación de España (que el paso cada día mayor dado desde el poder en este golpe y destrucción no nos deje atónitos y desesperanzados); el coraje, el disenso (la existencialmente necesaria actitud moral, intelectual y cívica de disentir de “consensos” pretendidamente obligatorios y “unánimes”). Hay alternativa, surgida en España, en el viejo Continente, en la Iberosfera… para la defensa de los valores de nuestra civilización occidental cristiana. Hay esperanza.

Nos jugamos la existencia. Por quienes nos precedieron; por aquellos a quienes hemos de legar el futuro. Respondamos a esa llamada y grito de libertad: ¡Viva el Rey! ¡Viva España!

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