Bordón y tinta nueva

Santiago / Moreno

La historia del hombre-rata

14 de noviembre 2014 - 01:00

JULIO vivió tres guerras y murió en cada una de ellas; Julio vino al mundo en 1898, en Melilla. Sus primeras lágrimas coincidieron con las últimas sacudidas del viejo imperio español en Cuba; sus primeros pasos en los albores de un siglo que nunca vería la luz. Con 17 años -huérfano de padre y sin nada que perder salvo su propio nombre- combatió por Francia en la legión extranjera..., mutando de niño a hombre y de hombre a rata durante aquellos años que estuvo en las trincheras de un país que nunca supo de su existencia..., ya que era un número viviente en las libretas de unos sargentos con las horas contadas.

Pasó por encima de su propia muerte para acabar luchando años más tarde -y ya por España- en el Rif; otra de aquellas guerras que solamente saben deletrear los que terminan malheridos en la camilla de un hospital..., porque hay veces que ni los que mueren tienen la posibilidad de conocer el cómo y el porqué de su desaparición de la faz de la Tierra.

Y en el Rif murió de nuevo; perdiendo la voz al tiempo que perfeccionaba sus alaridos; percatándose de que ya no tendría salvación por olvidar para siempre el don de perdonar; como era incapaz también de desprenderse de aquel olor a alcohol que arrastraba cada noche.

Y sacudiéndose su suerte levantó su casa, se casó, tuvo hijos y fue feliz hasta que lo devolvieron a su realidad; a la guerra como rata de laboratorio que era; rata-soldado usada por los poderosos para sus experimentos..., y volvió a matar; mucho y mal en el país que le había dado su idioma y le había cortado la lengua.

Cuando parecía que todo había acabado; que había logrado salir vivo del exterminio su bando lo enterró en la cárcel por haber tenido amigos republicanos durante su juventud..., toda una mísera mentira ya que sabemos todos que al hombre-rata se le niega su existencia.

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