Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
¿Por qué la Hermandad de la Borriquita se ha llevado este año la palma de las zambombas jerezanas?
Jerez Íntimo
LOS corceles galopan sobre la arena sin fecha de caducidad. Perfilan en el aire siluetas como trazadas por el compendio imaginativo de un escritor dadaísta. Las carreras de caballos de Sanlúcar producen un correlato de inequívocos deslumbramientos escénicos: una suerte de liberación ambiental donde sistemáticamente confluye -y nunca concluye- la reválida y el rango de la independencia personal. Esta experiencia no pende de ningún ramal ni adquiere boceto de señuelo. Aquí la naturaleza se reviste de etiqueta sin necesidad de vestimenta. Las pautas son marcadas por el mar, por la ensoñación, por la pureza de la luz, por las demarcaciones de la urdimbre familiar, por la custodia infantil que apuesta doble contra sencillo en casetas de cartón multicolor, alegoría de un jolgorio cuyo tesón corretea al margen del conteo de las olas. Nada, en derredor, es trivialización de la costumbre. Nada resulta tendencioso. Nada vaga por los extrarradios de lo genuino…
La playa deriva en beldad. Destella como un esmalte poético de chiquillos que observan atónitos el pulcro dominio de los jinetes al galope. Divisamos esta estampa en lontananza. Pisamos la cubierta del buque ‘La Pepa’ -única como la vivacidad de su pujante y por veces emergente propuesta musical-. La cultura también es un don reservado para sus más legítimos gestores. Aquí, a bordo de este barco tan abierto y acogedor a la misma vez, la alegría avanza viento en popa. Los conciertos programados por los coordinadores de la propuesta cultural del buque ‘La Pepa’ saben a ciencia cierta cuanto se traen entre manos. La oferta -la cartelera- es digna de encomios. Primeras figuras del panorama artístico para solaz del público que siempre completa el aforo con creces. Entre Bajo de Guía y el Coto de Doñana sólo dista un paseo de casi tres horas que al cabo transcurren in ictu oculi. Y no me refiero a la obra pictórica de Juan de Valdés Leal sino a cómo la sensación -en este caso gozosa- del disfrute reduce la medida del tiempo a un abrir y cerrar de ojos.
La belleza de nuestra panorámica a babor y estribor -cuando zarpa el castillo de proa- nos inyecta la calma chicha de la desembocadura del Guadalquivir: un edén sin parangón a modo de travesía. La vivencia sólo es medible según los parámetros de la fascinación. Si los matrimonios amigos nos hemos metido en la boca del lobo es porque, “como un sueño de loco sin fin”, la fortuna no tanto se ha reído de nosotros sino más bien, en paralelo, ha optado por habitar dentro de cada cual. Todos nos sentimos -o nos presentimos- Dennis a la espera del mordisco del mago del Siam. Ahora la vida es la antítesis de la muerte, porque ésta, si nos pilla alguna vez, que sea siempre en Maracaibo. Suena en primer término la sintonía de cabecera de la mítica serie ‘Vacaciones en el mar’. Instante mágico que nos retrotrae a los combinados de helados de nuestra más dulce infancia. El escenario, prácticamente a pie de público, registra la inminencia del mito, del hito, del grito. Los allí presentes asumíamos que Rafa Sánchez nos haría aún más felices de lo que ya de por sí -per se, ¡pardiez!- somos. ¡Qué noche la de aquel día!
Nunca el respeto y la subversión, los buenos modales y la rebeldía, la inteligencia y la perspectiva, la confesión y el humanismo… maridaron mejor que en la convicción y en la transparencia moral de este cantante por cuyo timbre de voz no pasan los años y por cuya riqueza de pensamiento restallan los espejos del amor fraternal sin fisuras y cristalizan todas las proezas de quienes nos consideramos partidarios -sin ribetes efectistas- de nuestro más inextinguible patrimonio inmaterial: la libertad. Rafa Sánchez de nuevo puso palabra y melodía a las unánimes emociones de varias generaciones de españoles. Conecta porque te mira a los ojos cuando canta. Como así las buenas personas incluso en el sentido machadiano del término. La integridad no esconde dobleces. Sobre las tablas del buque ‘La Pepa’, sí, una verdad, un poeta, un artista.
También te puede interesar
Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
¿Por qué la Hermandad de la Borriquita se ha llevado este año la palma de las zambombas jerezanas?
La ciudad y los días
Carlos Colón
Suspiros de Sánchez
Confabulario
Manuel Gregorio González
Narcisismo y política
La colmena
Magdalena Trillo
La no moda del alcohol
Lo último