Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
A las afueras del vehículo campa un ligero aire en calma, de confín a confín, punto menos que silábico, siempre silente. Manolo Liaño asume las veces de copiloto ora conversador ora meditador. Se muestra cauto en evitación del posible asomo de una entrevista un tanto enmascarada de oportunismo. Liaño siempre llamó al pan, pan. Jamás contradijo la deontología periodística del sumo respeto por el protagonista -activo o pasivo que fuere- en lo concerniente a una charla pactada -o todo lo contrario: espontánea- para su acomodo -para su publicación a fin de cuentas- en el papel prensa. En este sentido ni traicionaba ni jugaba con la ventaja del posible malentendido. Las fuentes del informador son sagradas. Los límites se establecen sin necesidad de acta notarial. Tanto al hilo de las posibles primicias como del -total o parcial- mutis por el foro…
El Renault avanza como la seda: las cuatro ruedas dan vueltas sobre su eje, como el cronómetro de toda remembranza. Mira el periodista a veces de reojo cómo Rafael de Paula mueve las muñecas al volante. Su proceder despacio, sin giros bruscos, sin tensionar las falanges, como así toreaba Belmonte. Manolo y Rafael desgranan confidencias. La reválida de la complicidad entrambos es un hecho -nunca consumido-. Se masca a dúo una prerrogativa inviolable: la lealtad. Hablo no de dos recentísimos conocidos en barbecho, sino de caballeros sin trampas ni cartón -esto es: señores que se visten por los pies- de larga data en las lides de la corrección y la fidelidad. La entrada en ‘Los Alburejos’ tenía algo de imaginaria fronda bucólica tan del barroco de la literatura latinoamericana. Pero, eso sí, con sol de Andalucía embotellado… Sólo ondulando esta narración de volutas adjetivales podría siquiera describirse la postal -el cromatismo, la temperatura, el atractivo insondable- que esta propiedad de don Álvaro ofrece a quienes -de continuo invitados de excepción-se adentran en tan inigualable edén de idiosincrásica jerezanía…
El torero y el crítico taurino llegan a su destino. Salen del coche y casi en simultanea coreografía estiran las perneras. Sonríen a la par mientras saludan a Luis Fernando Domecq y a su esposa Fabiola Domecq Romero. Hacen lo propio con Álvaro Domecq Díez y su mujer María Pepa Romero Sánchez, con Alvarito Domecq Romero y Maribel Domecq Ybarra. Ídem con la esposa de Manuel Prado y Colón de Carvajal, Paloma Eulate y Aznar, acompañada por su hijo Borja. Abrazan al periodista y escritor Karl Günter Simon, a Pedro Domecq Díez, a los matadores José Mari Manzanares y Fernando Heredia Romero. A José Luis Fernández ‘Visera’… y, personificando quizá la más inesperada presencia, a Manuel Chopera, a la sazón -dicho en presente histórico- uno de los más eficaces empresarios taurinos de España. Tras la cortesía de la bienvenida, todos marchan juntos a la plaza de tientas para rebañar el deleite que produciría el arte de Manzanares y Heredia Romero al lidiar -en tentadero- unas becerras y un macho.
Poco antes de las tres de la tarde se alzan copas para brindar con vinos de Jerez. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid -y así como la boca habla a resultas de cuanto el corazón siente-, pronto la unánime temática de la conversación salta a la palestra -por no decir al ruedo del ordenado uso de la palabra-: los toros. Con tal plantel de contertulios sería no pecado venial pero sí a las claras inadmisible abordar otros asuntos. El hilo conductor se centra en la alternativa que aquella misma tarde tomaría en Valencia Emilio Muñoz. A su vez que Francisco Rivera ‘Paquirri’ torearía tres corridas en la Feria de Sevilla, así como cuatro Curro Romero. O la corrida que Álvaro Domecq lidiaría el viernes 27 de abril en la Maestranza -sería muerta a estoque por Santiago Martín ‘el Viti’, Paquirri y Emilio Muñoz-.
Comienza el almuerzo. Manolo Liaño comenta con Álvaro Domecq Díez que la plaza de toros de Jerez aún no le ha comunicado el cartel de la Feria. Don Álvaro, conocedor del mismo, gentilmente informa: “En nuestra ciudad, por feria, la Feria del Caballo, claro, se lidiarán toros de Juan Pedro Domecq, marqués de Domecq y hermano, Fermín Bohórquez y herederos de José Luis Osborne”. Bolígrafo en mano, Liaño apunta al detalle los datos. Pero, en pureza, no será ésta la noticia bomba -la exclusiva de última hora- que ya todos -Liaño el primero- aguardaban con incontenible curiosidad y cuya revelación el propio Rafael de Paula dio a conocer minutos más tarde. A los postres…
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