Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Lo que no es libertad es censura

Una denuncia ha de dejar claro a quién y de qué se acusa, la mera queja es una petición expresa de censura

No hay cuestiones insolentes, ni malintencionadas. Lo que abundan son las respuestas torpes. Del mismo modo que la rueda de prensa sin preguntas y la entrevista pactada son contradicciones en sí mismas. Si un político pretende que los medios loen sus virtudes, aplaudan sus ideas -sean propias o ajenas- o que alaben sus obras por el mero hecho de ser suyas, es que han confundido prensa con propaganda y a los periodistas con los trompeteros y danzarinas que antecedían a los sátrapas de la Antigüedad anunciando su llegada. La libertad de prensa es uno de los pilares básicos de la democracia liberal. Ya escribió Thomas Jefferson que "prefería tener Prensa sin Gobierno que Gobierno sin Prensa". Porque la democracia exige admitir las opiniones desfavorables, la discrepancia, la crítica y hasta el insulto, pues se dispone de la libertad de contestar.

Resulta indignante que doce -o que hubiera sido uno solo- responsables de prensa de diversos partidos se hayan dirigido a la Secretaría General del Congreso para denunciar "el comportamiento de algunas personas acreditadas en la sala de prensa". Aparte de que esa acusación voluble que recoge la expresión "algunas personas" resulte inadmisible, pues una denuncia ha de dejar claro a quién y de qué se acusa, la mera queja es una petición expresa de censura. Porque lo que no es libertad de expresión y prensa es censura.

Un periodista ha de buscar y exigir el quién, qué, dónde, cómo, cuándo y porqué de cualquier hecho. Los seis honrados servidores que, en la sentencia de Rudyard Kipling, le enseñaron cuánto sabía. La prensa es David Frost consiguiendo que Richard Nixon pidiera perdón públicamente por el Watergate o que Mrs. Thatcher expusiera claramente porqué se hundió el Belgrano. Es Iñaki Gabilondo preguntando a Felipe González: "¿Organizó usted los GAL?" o el silencio de José María Aznar después de que Luis del Olmo le preguntara cuándo iba a dejar que Gabilondo, compañero y rival, le entrevistara. Tan largo fue que el maestro del Olmo hubo de aclarar que no se había cortado la emisión. Y la política es Pierre Trudeau contestando, al bajar del coche y en plena calle, a Tim Ralffe de la CBC y Peter Reilly de la CJON en plena crisis política mientras un grupo terrorista tenía secuestrado al cónsul británico y al ministro de Trabajo. Igual es que entonces, todos, políticos y periodistas hacían su trabajo en lugar de quejarse del ambiente.

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