De mayor quiero ser funcionario

No soy rociero. En mi vida he pisado la aldea, ni he visto a la Blanca Paloma, ni he cruzado el Quema. Y no será por falta de ganas, que uno se apunta a un bombardeo con poco que lo empujen y el de la romería del Rocío, disculpen la comparación, viene a ser como el de Dresde o el de Guernica. Oportunidades no me han faltado, pero unas veces el trabajo y otras el cansancio han pesado más que el interés por vivir en persona esta 'experiencia religiosa', y lo voy a dejar ahí, sin ánimo de ofender, que tampoco tengo interés alguno en enfrentarme a medio Jerez. Al grano, que me pierdo. El otro día me encontré con uno que venía con la Hermandad de Jerez de vuelta del Rocío, como todos los años, tras darse previamente de baja en el trabajo, primero para la Feria y luego para la romería. Arte no le falta y hasta le alabaría el gusto si no fuera porque trabaja de funcionario y le pagamos entre todos, pero me queda el consuelo de pensar que estas cosas, tarde o temprano, pasan factura.