Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
La editorial Planeta ha anunciado la publicación de unas memorias del Rey emérito Juan Carlos I para finales de año, coincidiendo con el cincuenta aniversario de su proclamación en noviembre de 1975, tras la muerte del general Franco. Las memorias, escritas en primera persona pero con la autoría de la periodista francesa Laurence Debray tras más de dos años de entrevistas periódicas en Abu Dabi, llevarán el sugerente título de Reconciliación, y se presentan como una especie de derecho de palabra del Monarca destronado ante las constantes noticias sobre sus andanzas (reales y plebeyas) que se vienen publicando, y que tanto daño le han hecho a su imagen, y por ende a la de la propia institución.
Entiendo que, dada su condición de emérito tras su abdicación voluntaria en 2014 pero con retiro forzoso fuera de España desde hace un tiempo, no existe traba o impedimento legal para la publicación de dichas memorias, sobre las que Zarzuela guarda, de momento, un prudente silencio. Pero esta supuesta legalidad no casa, en mi opinión, con la oportunidad y, sobre todo, con la legitimidad de quien ha estado durante sus años de reinado protegido por toda suerte de barreras para el ejercicio de un cargo que, por su propia esencia, tiene unas connotaciones especiales que lo hacen distinto a otras instituciones el Estado. Con la publicación de sus memorias, el rey Juan Carlos rebaja su condición a la de cualquier gobernante con cargo sujeto a término, pero con la diferencia de que estos sí han estado sujetos a la más despiadada crítica durante su mandato, y el no.
Con todo, la incógnita más inquietante que se esconde detrás de este seguro éxito editorial de las navidades, tiene que ver con la repercusión en el Rey actual, que debería ser su principal preocupación. ¿Afecta este tipo de actuaciones prescindibles al futuro de la Corona? ¿Alguien ha pensado en la resaca de chismes que la versión de los hechos del Emérito (al fin, el verdadero reclamo del libro) sobre sus peripecias borbónicas pueda generar? En este sentido, muy duro debe ser procurar la recuperación del buen nombre de la Casa, como hace diariamente el rey Felipe, con la hija formándose admirablemente en las diferentes academias militares, mientras el padre firma alegremente ejemplares en la feria del libro… de Sanxenxo.
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