Sin novedad

Su propio afán

24 de mayo 2025 - 03:06

Para mejorar aún más la calidad de sus aceites de oliva virgen extra, en el Castillo de Canena no escatiman ni en Filosofía. Han organizado unos encuentros de sus trabajadores con profesores y escritores para reflexionar sobre los conceptos de tradición e innovación, nada menos.

María Garrido, ingeniera agrónoma de la casa, arrancó su reflexión con una idea luminosa: “Yo sólo sé que cuando oigo la palabra ‘tradición’ me invade una tranquilidad muy honda, y cuando escucho ‘innovación’, ‘directiva’, ‘certificación’, ‘requerimiento’ o ‘estándar’ me pongo de los nervios”. Detecté en ella un alma afín. Según Woody Allen, las dos palabras más hermosas que existen son: “Es benigno”. Más hipocondríaco aún, sostengo que las dos palabras que más me pueden emocionar del mundo son: “Sin novedad”. En parte, porque un tumor ni benigno me ilusiona y, en parte, porque, en general, tiendo a equiparar las sorpresas con tumores y, aunque benignos, ya digo yo que no.

Lo importante, sin embargo, es que María había pulsado una tecla sentimental compartida. Todos los presentes, trabajadores, responsables y hasta filósofos y escritores, con lo que tendemos a ponernos tiquismiquis, sonreímos con asentimiento.

Y eso no quiere decir que ni la innovación ni siquiera las certificaciones sean inútiles. Hacen falta porque la tradición no es tres o cuatro aperos colgados en un museo, sino una conciencia viva y que, por tanto, crece, se afina y no sólo se recibe, sino que, sobre todo, se transmite. Por eso, sólo puede haber tradición donde hay innovación y viceversa. Si lo revolucionamos todo, nada mejora, sino que se inaugura.

El inglés Robert Conquest estableció su primera ley de la política: “Todo el mundo es conservador en aquello que conoce de primera mano”. Siendo buenísima, en España se la hemos superado: “Todo el mundo es tradicional cuando escucha a su corazón”. Cuando tanto nos instan a salir de la zona de confort parece que el objetivo es nuestra incomodidad, con mala idea; pero, en realidad, al revés. El sentido de salir de la zona de confort es ampliarla, del mismo modo que la innovación tiene como fin verdadero acrecentar la tradición del mañana. Si María Garrido se pone nerviosa a veces con los experimentos, es sólo para que ella dentro de diez años o su sucesor o sucesora dentro de cincuenta oiga la palabra “tradición” y dé su mismo suspiro de alivio, de confianza y de agradecimiento.

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